«Si el parón dura dos o tres meses, no lo aguanta ni una triste bodega»

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Los depósitos de las bodegas están a tope tras la mayor cosecha en la historia de Ribeira Sacra
Los depósitos de las bodegas están a tope tras la mayor cosecha en la historia de Ribeira Sacra ALBERTO LÓPEZ

Bares y restaurantes no pagan el vino a la distribución y nadie responde de las facturas

25 mar 2020 . Actualizado a las 09:52 h.

Pocas veces el sector del vino se las prometía tan felices en la Ribeira Sacra. La mayor cosecha en la historia de la denominación de origen, una demanda de vino más que suficiente para absorber el incremento de la producción, campañas de promoción dirigidas a profesionales dentro y fuera de España... Pero la crisis sanitaria rompió el cántaro en pedazos y acabó con las cuentas de la lechera. Con el sector de la hostelería paralizado, y un futuro sombrío en cuanto a la reactivación del consumo a medio plazo, las bodegas echan otros cálculos muy diferentes. Ahora se trata de sobrevivir a la debacle económica del coronavirus. La incógnita es hasta cuándo.

«Está todo parado. La venta es cero. Lo prioritario ahora es salvar vidas, pero en lo económico el palo que se avecina es muy gordo», dice Fernando González, de Adega Algueira. El personal a cargo del restaurante y del catamarán que forma parte de la oferta enoturística de la bodega se vio afectado por una regulación de empleo. Quedan los trabajadores encargados de cuidar las viñas, una verdadera uci para un proyecto como Algueira que realizó una importante inversión en viñedo propio.

Consumo prescindible

«La viña tiene un ritmo biológico que no entiende de crisis, no la puedes abandonar. Los trabajadores están a muerte con la bodega y entre todos vamos a estudiar estrategias para que esto siga adelante», apunta el bodeguero. La papeleta, en todo caso, no se presenta fácil. «Hay un gasto diario y no se factura nada. Si la situación actual se prolonga dos o tres meses, no aguanta ni una triste bodega», opina González.

Según los datos que dio a conocer la Xunta este martes, solo en la provincia de Lugo se tramitaron hasta esa fecha 1.845 expedientes de regulación temporal de empleo que afectan a un total de 6.285 trabajadores. Son datos que permiten aventurar que el repunte del consumo permanecerá en cuarentena cuando se flexibilice la alerta sanitaria. «El vino -dice el propietario de Algueira- es principalmente un producto de celebración, no de consumo obligado».

La alerta sanitaria obligó a postergar todas las ferias del vino de la Ribeira Sacra, con la única salvedad de la de Chantada, que se celebró solo una semana antes de la orden de confinamiento de la población. La actual situación también echa por tierra las expectativas del sector con vistas a la Semana Santa. «Vanse perder meses de moito consumo e cando isto pase a xente non vai ser a mesma», señala José Manuel Rodríguez, bodeguero en la subzona de Amandi y presidente del consejo regulador de Ribeira Sacra.

Grandes y pequeñas bodegas afrontan, en mayor o menor medida, un problema de liquidez. «O viño non se vende e contabas cun diñeiro que non tes», resume Rodríguez. Para las que afrontaron inversiones importantes y no disponen de un mínimo de activos, la situación puede resultar crítica. «As adegas que teñen presenza en alimentación -apunta el presidente de Ribeira Sacra- vano ter mellor que as que dependan en maior medida da hostalería e a restauración».

«Esto estase poñendo moi negro. Os bares deixaron de pagarlles aos distribuidores e eles nestas condicións tampouco poden facer fronte ás débedas», señala Pedro Rodríguez, de Adega Guímaro, que se muestra muy crítico con las medidas económicas del Gobierno. «Aquí o único que chegan son actualizacións do catastro», se queja.

Hasta Navidades

La pérdida de las ventas de la Semana Santa, a juicio de Antonio Anglada, pequeño bodeguero de Vilachá de Salvadur, supone un golpe muy duro para una denominación de origen como Ribeira Sacra, volcada mayoritariamente en la comercialización de vinos tintos. «O verán xa é época de brancos. Para os tintos, a Semana Santa é a oportunidade que tes para poder mover o viño antes da campaña do Nadal», dice este cosechero.

Hay bodegas que tienen pendientes de cobro hasta 200.000 euros por vino comercializado

La dependencia del canal de hostelería pone al sector ante una difícil situación

La lógica puede invitar a pensar que el bodeguero cobra el vino en el momento de realizar la venta. Pero en el mundo de la distribución las cosas no funcionan de ese modo. Las superficies comerciales, por el mayor volumen de los pedidos, ponen sus condiciones y tienen por norma satisfacer las facturas transcurridos varios meses después de la entrega. Por su parte, bares y restaurantes pagan sistemáticamente una compra en el momento de realizar la siguiente.

No parece que vayan a surgir problemas con las grandes superficies, que mantienen e incluso aumentan su actividad en pleno estado de alarma. Pero desde que comenzó la alerta sanitaria no hay pedidos por la inactividad del sector de hostelería. Y los anteriores difícilmente podrán cobrarse tal y como están las cosas.

Según pudo confirmar este diario, hay bodegas que tienen en estos momentos pendientes de cobro cantidades que pueden llegar a los 200.000 euros en concepto de vino comercializado en todo tipo de establecimientos de hostelería. Muchas recibieron llamadas de distribuidores que les transmitieron que no podrán abonar las facturas de los últimos meses. Si ellos no cobran, los bodegueros tampoco.

Lo que hacen todos

La dependencia de bares y restaurantes -el denominado canal Horeca- es casi total para la inmensa mayoría de las bodegas de esta denominación de origen. Incluso los pequeños bodegueros, que distribuyen el vino directamente se ven ahora entre la espada y la pared. «O viño vendido non é viño pagado. Cando o levas, cobras o anterior. Todo o mundo funciona así e se ti non o fas cómpranlle a outro», explica un cosechero que pide opinar sin dar su nombre.