Manuel Díaz, fundador y primer presidente de la Federación Galega de Espeleoloxía, ha participado durante años en la investigación de las cavidades naturales de este territorio
19 ene 2021 . Actualizado a las 14:46 h.Manuel Díaz Prieto, veterano integrante del espeleoclub coruñés Ártabros, fue fundador y primer presidente de la Federación Galega de Espeleoloxía, que participará durante los próximos meses en las actividades organizadas con motivo del Año Internacional de las Cuevas. El geoparque Montañas do Courel también se ha sumado a esta iniciativa. Díaz ha colaborado intensamente en la exploración de las cavidades subterráneas de este territorio.
-¿Cuándo se empezaron a explorar las cuevas de O Courel?
-Aparte de las visitas ocasionales que pueden haber hecho algunos vecinos y cazadores, y que en todo caso no pasarían de la entrada o de los primeros metros de las cuevas, las primeras exploraciones sistemáticas de las que hay constancia fueron en abril de 1955. Quien llamó la atención sobre el interés de los afloramientos calizos de la sierra fue el célebre geólogo Isidro Parga Pondal, que animó a los espeleólogos gallegos a explorar este territorio.
-¿Y quiénes fueron los primeros que lo hicieron?
-Fueron los hermanos Constancio y Antonio Veiga, ya fallecidos [el primero en el 2011 y el segundo en el 2020], dos figuras muy importantes de la espeleología gallega que formaron parte del club Montañeiros Celtas de Vigo. También estuvieron en la primera expedición espeleológica realizada en la cueva del Rei Cintolo, en Mondoñedo, que se llevó a cabo en 1954 y que marcó el inicio de la espeleología gallega. Fueron unos auténticos pioneros, un poco como los abuelos de todos los espeleólogos que hay ahora en Galicia.
-Las condiciones que se daban en esa época en la sierra de O Courel no debían ser muy favorables para la práctica de la espeleología.
-No, porque la sierra era entonces un territorio muy aislado y prácticamente no había ni carreteras. Los hermanos Veiga llegaron a Quiroga en tren y desde entonces hicieron todo el recorrido a pie. Fueron andando desde allí hasta Vilarbacú cargando con el equipo que llevaban, que por otro lado era muy sencillo porque en esos tiempos no había los medios ni los materiales que hay ahora. Hicieron un esfuerzo considerable pero entonces eran muy jóvenes, no llegaban ni a los veinte años.
-¿Y qué pasó después?
-Después de esas primeras tentativas, la exploración de las cuevas de la sierra quedó parada porque no se dieron las circunstancias adecuadas. A finales de la década de 1970 empezó a haber expediciones promovidas por el club Ártabros. Sus miembros iban a O Courel por Sarria y Seoane. Por entonces las comunicaciones habían mejorado, pero aún había muchas carreteras sin asfaltar. A partir de esa época se hicieron más frecuentes las exploraciones sistemáticas y se llevó a cabo un trabajo muy importante por parte de asociaciones como Montañeiros Celtas, Arcoia y Val da Néboa, entre otras. A principios de los años 80 los espeleólogos empezaron a colaborar con el instituto geológico Isidro Parga Pondal y se hicieron descubrimientos científicos de gran valor, como fósiles de animales prehistóricos, restos arqueológicos...
-¿Queda mucho por explorar en el subsuelo de la sierra?
-Seguro que sí, y de hecho todavía no se ha acabado de explorar la cueva de la Buraca das Choias, por ejemplo, algo en lo que están participando ahora mismo varias asociaciones de dentro y fuera de Galicia.
«La conservación ha mejorado, pero sigue habiendo problemas»
El Año Internacional de las Cuevas, en opinión de Manuel Díaz, es una buena oportunidad para divulgar y resaltar la importancia de las cavidades naturales gallegas.
-¿Qué espera que se pueda llevar a cabo este año en Galicia en favor de las cuevas?
-Lo que me gustaría es que se fomentasen al máximo los principios expresados en el lema del Año Internacional de las Cuevas: «Explorar, comprender y proteger». Me parece un lema muy adecuado, porque esos son precisamente los principios que hemos querido seguir siempre en el club Ártabros y en la Federación Galega de Espeleoloxía. Por eso hemos organizado muchas veces jornadas para limpiar las cuevas de desperdicios y para ayudar a mantener en buen estado estos espacios tan vulnerables.
-¿Cree que en los últimos años han mejorado las cosas en lo que respecta a la conservación?
-La conservación de las grutas ha mejorado y ahora hay más conciencia del valor que tienen, pero sigue habiendo problemas. Una cuestión que me preocupa especialmente es el estado de las cavidades en las que hay acuíferos y creo que hay que insistir en lo importante que es protegerlos de la contaminación.