Naturgy abre compuertas en el Miño para hacer sitio al deshielo

CArlos Cortés. María Guntín MONFORTE, LUGO / LA VOZ

LEMOS

El embalse de Belesar lleva ya más de dos semanas con niveles de llenado que superan el 90% de su capacidad

20 ene 2023 . Actualizado a las 19:39 h.

El inicio de este 2023 está siendo espectacular para la central hidroeléctrica de Belesar. El embalse más grande de Galicia lleva la mayor parte de enero casi a rebosar, con cifras por encima del 90% de llenado desde hace más de dos semanas. Tiene tanta agua que Naturgy ha decidido volver a desembalsar, como ya había hecho hace unos días. Las lluvias de los últimos días y la previsión de nuevos aportes por el deshielo de la nieve hacen necesario reducir un poco el nivel del agua.

El balance de octubre, noviembre y diciembre —los tres primeros meses del año hídrico 2022-2023— ya fue muy bueno, pero las intensas lluvias del 31 de diciembre y el 1 de enero acabaron de disparar los registros en los embalses del Miño. El más grande, el de Belesar, estrenaba año con niveles de llenado claramente por encima de los habituales en esta época del año. Casi tres semanas después, las dos borrascas que acaban de pasar por Galicia hacen que al agua incluso empiece a sobrar.

A 18 de enero, el embalse de Belesar acumulaba 696 hectómetros cúbicos de agua, casi el 93% de su capacidad máxima. Las estadísticas de los últimos años dicen que para este embalse lo normal a mediados de enero es estar al 57%, así que en estos momentos Belesar supera en 35 puntos su media habitual de llenado para estas fechas. Estos números pintan un panorama optimista de cara a la primavera y el verano, pero tampoco suponen ninguna garantía absoluta. Hace ahora doce meses, cuando el 2022 acababa de empezar, estaba al 62%, mucho menos que ahora, pero también por encima de la media. Y eso no impidió que solo unos meses después fuese preciso declarar alerta por sequía.

Esta abundancia de agua en el mayor de los embalses del Miño se entiende bien al comprobar los registros de lluvia de este enero. En los 19 días que van de mes, la cuenta de lluvia caída en el municipio de O Saviñao va ya por 177 litros. A falta de lo que pase en los 12 días que faltan hasta que llegue frebrero, resulta que ya es cuatro veces más agua que los 42 litros de enero del 2022. La media de los últimos diez años para este mes en O Saviñao es de 114 litros.

El salto de Grandas de Salime

A caballo entre Asturias y Galicia, el salto de Grandas de Salime, compuesto por la presa, el embalse y la central del mismo nombre, muestra todo su esplendor.

Lleva varios días con sus cuatro compuertas abiertas, que ofrecen una panorámica excepcional de los miles de litros que cada segundo descienden por la vertiginosa caída de la presa, de 128 metros de altura. Según los datos oficiales, el pantano estaba el día 16 de este mes de enero del 2023 al 81% de su capacidad y se prevé que siga vaciando agua durante varias jornadas más.

Con una superficie inundada de 685 hectáreas, la presa fue construida por Saltos del Navia —que se encarga de seguir explotándola— en la década de los 60 y dividió en dos el bucólico concello de Negueira de Muñiz, ya que el agua separa la zona de las comunas y aldeas más alejadas del centro urbano del ayuntamiento. El embalse ocupa además otros tres municipios asturianos: Grandas de Salime, Pesoz y Allande.

El mayor embalse de Asturias requirió de mucho trabajo. Dentro del territorio inundado quedaron fincas urbanas, cuadras, iglesias, cementerios... Fueron muchos los que tuvieron que abandonar aldeas que hoy están anegadas y buscar una nueva vida en otros lugares. En total, se excavaron más de 30.000 metros cúbicos de rocas y se necesitaron otros 700.000 de hormigón.

La construcción del salto de Salime, entre 1945 y 1955, obligó a crear cuatro poblados en las pendientes que ahora asolan el embalse. Allí se alojaron más de 3.000 obreros llegados desde todos los puntos de la geografía para trabajar a destajo en las obras. A día de hoy todavía es posible visualizar las casas de los antiguos empleados del embalse. Quedan carcasas y armatostes de hormigón, ya sin ventanas o tejados.

Desde lo alto de la presa está el paso que une Grandas de Salime con Oviedo y sobre ella están los cinco balcones desde los que se puede divisar el embalse, pero también aliviaderos y terrazas con las casetas que alojan los mecanismos de las compuertas.