El cambio climático complica saber qué viñas son las mejores en la Ribeira Sacra

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Viñedo en lo alto de la ladera del Miño, en O Saviñao, visto desde el lado de Taboada
Viñedo en lo alto de la ladera del Miño, en O Saviñao, visto desde el lado de Taboada ALBERTO LÓPEZ

La respuesta al calentamiento global se integra en la estrategia para retomar la candidatura a patrimonio mundial

15 nov 2023 . Actualizado a las 12:12 h.

Mediados de noviembre y máximas que rondan los 20 grados. El escenario perfecto para hablar del cambio climático, sobre el que giró la jornada de clausura del séptimo Foro Territorios Patrimonio. Una mesa redonda celebrada en la bodega de Doade Regina Viarum analizó el impacto del calentamiento global en la vitivinicultura. Allí se habló de los retos que plantea en el viñedo y de las medidas que están adoptando algunas empresas vinícolas —incluida la anfitriona— para reducir la huella de carbono en los procesos de elaboración y comercialización de los vinos.

El mejor vino, según un viejo dicho, sale de las viñas donde se escucha saltar al pez. Cerca del río, en las partes más abrigadas de la ribera, la óptima maduración de la uva estaba garantizada. Pero eso era cuando la vendimia se generalizaba a finales de septiembre y solo en casos excepcionales arrancaba a comienzos de ese mes. Ahora, sobre todo en la cuenca del Sil, abundan las viñas en las que la recogida de la uva se adelanta a la segunda quincena de agosto para evitar que se resienta de la sequía o que el grado alcohólico se dispare. El refranero ya no sirve.

«Es evidente que existe una problemática en torno al cambio climático y sus repercusiones sobre el viñedo», apunta Antonio Lombardía, presidente de la denominación de origen Ribeira Sacra. Lombardía fue uno de los participantes en la mesa redonda Cambio climático en zonas vitivinícolas: Unha ameaza global, con la que se cerró el foro inaugurado el pasado lunes en el Parador de Turismo de Monforte y que busca respaldar el objetivo de la declaración de bien mundial. El sumiller Juanjo Figueroa moderó en Regina Viarum un coloquio en el que también intervinieron Iván Gómez, director de esa bodega; Mónica Chaves, responsable de viñedos de Mar de Frades; y —a través de videoconferencia— Pancho Campo, presidente de la Fundación Planeta Futuro.

Datos del consejo regulador

El presidente de Ribeira Sacra ilustró su intervención con datos del consejo regulador sobre los cambios más recientes en las fechas habituales de comienzo de la vendimia. Entre los años 2010 y 2015, la fecha de inicio de situaba en torno al 15 de septiembre. En las últimas cinco campañas la recogida arrancó en agosto y la de este año echo a andar el día 22, un registro sin precedentes en la denominación de origen. «Esta claro —dice Lombardía— que hay un aumento de temperaturas que motiva que la vendimia se inicie cada vez antes y que el grado del vino tienda a ser más alto».

Los desajustes meteorológicos asociados al calentamiento global asoman cuando Ribeira Sacra se plantea la posibilidad de clasificar sus viñedos. Esta catalogación implicaría establecer una escala en cuanto al potencial de calidad de los viñedos, basada en factores que van desde la edad de las cepas y el tipo de suelos a la orientación de la parcela. Este último, sin embargo, cada vez está menos claro. «Las mejores viñas de antes hoy no lo son tanto. En otras que en tiempos se veían como de menor calidad se dan vinos con analíticas más equilibradas en grado alcohólico y ph», sostiene Lombardía.

La diversidad de orientaciones y altitudes con las que permiten jugar las laderas de la Ribeira Sacra constituyen una baza a favor de este territorio vitícola. «Orientaciones diferentes dan perfiles de vinos distintos y más posibilidades frente al cambio climático», explica el presidente de la denominación. Pero también tiene claro —y así lo dejó caer a preguntas de los asistentes al coloquio— que no hay una receta mágica para este problema. «Al final —explica— todas las zonas lo van a sufrir, porque no solo hablamos de grado o de fechas de vendimia. Están también las heladas primaverales, la incidencia sobre las enfermedades del viñedo o la frecuencia con la que se registran fenómenos como el pedrisco».

Desde hace tiempo, Pancho Campo insiste en la necesidad de que las empresas del sector del vino acepten el fenómeno del cambio climático «como una realidad» y no solo como un simple cliché mediático. Por el momento, y según su perspectiva, hay más interés por «adaptar» la producción al nuevo escenario que por «mitigar» en la medida de cada bodega el avance del calentamiento global. «Por mucho que te adaptes a este nuevo escenario, servirá de muy poco si no haces nada por mitigar el problema», advierte.

Botellas menos aparatosas

Este segundo objetivo pasaría por una mejor eficiencia energética y por adopción de medidas para reducir el impacto de transportes y embalajes del vino. Iván Vázquez indicó que el grupo al que pertenece Regina Viarum está suprimiendo las botellas de mayor peso e implantará gradualmente en sus bodegas paneles solares para el abastecimiento energético. Por su parte, la bodega de Rías Baixas trabaja también en la reducción de la huella de carbono a través del programa medioambiental Conscius. Mónica Chaves detalló que en las viñas de Mar de Frades y de viticultores a los que adquiere la uva se instalaron sistema de registro de temperatura y humedad para optimizar los tratamientos.