El Domingo Corredoiro llenó de color y fiesta la ribera de Chantada
05 feb 2024 . Actualizado a las 17:47 h.Volantes, peliqueiros y maragatos volvieron a sembrar de caos, color y fiesta la orilla del Miño. Ayer se celebraba el Domingo Corredoiro, el segundo del Entroido Ribeirao, un carnaval popular antes extendido por diferentes pueblos cercanos al río en los municipios de Chantada y Saviñao y que ahora sobrevive concentrado en Santiago de Riba. Esta parroquia de Chantada es desde hace años el último reducto de la fiesta.
El sonido de las campanillas que llevan los volantes a modo de cinto ruidoso empezó a oírse un poco después de las cuatro de la tarde en diferentes puntos de Santiago de Riba. En la carretera esperaban algunos vecinos y muchos visitantes, unos con curiosidad por ver por primera vez este peculiar carnaval y otros ya habituales de la fiesta, aunque vivan fuera.
Y de repente, un grupo de una docena de niños acompañados por unos pocos adultos aparecieron trotando para hacer sonar rítmicamente sus campanillas. Eran los volantes, vestidos de colores chillones y con las caras tapadas con caretas de cartón. Dos de ellos llevaban los enormes sombreros hechos con centenares de cintas de colores que son el símbolo más característico y único de este carnaval.
Escoltados por los estrafalarios maragatos y peliqueiros, vestidos con ropas viejas y pieles de animal y armados con cintos de cuero, los volantes corrieron hacia el camino que sube hacia el campo de la fiesta.
Allí empezó una fiesta que se prolongaría toda la tarde, entre bailes de los volantes, gamberradas de los peliqueiros y las representaciones de los oficios, que recrean en clave de farsa acontecimientos sucedidos durante el último año en la parroquia.
Los que asistieron o participaron en el Domingo Corredoiro disfrutaron de un día soleado y no muy frío. Está por ver si dentro de una semana hay tanta suerte para el día grande de este carnaval, el del Domingo de Entroido.