«Mi obra la protagonizan los vecinos de O Courel, no las plantas»

La editorial Teófilo Edicións acaba de publicar el primer tomo de María das Herbas e as herbaxeiras do Courel, fruto de un largo estudio sobre la flora medicinal de la sierra lucense realizada por María Moure de Oteyza, farmacéutica, investigadora y divulgadora. La obra ha contado con el apoyo de la diputación y el colegio farmacéutico lucenses, Caixa Rural Galega y la Fundación Uxío Novoneyra.

-¿Por qué se titula así la obra?

-María das Herbas es el mote que me pusieron los vecinos de O Courel cuando estuve allí estudiando las plantas medicinales de la sierra y los usos tradicionales que les dan sus habitantes. Herbaxeiras es el nombre que se dan a sí mismas las mujeres de O Courel que saben de plantas, y de las que aprendí muchísimo. En total pasé dos años investigando sobre el terreno y realicé unas 350 entrevistas acerca de doscientos informantes. Algunos de ellos ya han fallecido y me da mucha pena que no pudiesen ver la obra publicada. La investigación no cubre solo el municipio de Folgoso do Courel, sino también áreas limítrofes de Quiroga, Pedrafita do Cebreiro, O Incio y Samos.

-¿Cuántas plantas medicinales pudo catalogar?

-Registré testimonios de uso de más de 150 especies. En el primer volumen aparecen 54 taxones o especies, en su mayoría herbáceas silvestres, pero también dos setas y un liquen. Si todo va bien, se publicarán más adelante otros dos tomos. Uno se dedicará a las plantas leñosas -árboles, arbustos y matorrales- y los helechos. El tercero será sobre plantas cultivadas.

-¿Todas ellas tienen efectos comprobados científicamente?

-Si comparamos las propiedades que les atribuyen los propios vecinos de la sierra con lo que se recoge en la fitoterapia científica, vemos que efectivamente es así.

-Pero el libro no se reduce a un catálogo de plantas.

-No, ni mucho menos. Este primer tomo tiene trescientas páginas y el catálogo solo ocupa un centenar. Los verdaderos protagonistas no son las plantas, sino los habitantes de la sierra. En el libro recojo sus testimonios personales y también ritos, creencias, leyendas, canciones, adivinanzas... La tradición oral de la sierra sobre las plantas es un legado cultural rico y profundo que quise reflejar en el libro. No es una obra para especialistas en las disciplinas llamadas etnomedicina y etnobotánica. Quise que fuese también algo ameno y accesible para mucha gente, y también que contuviese mucho humor. Querría destacar que la editorial ha hecho un gran esfuerzo para hacerla más accesible, de forma que cada ejemplar se vende a solo veinte euros, aunque el libro es muy extenso y lleva 245 ilustraciones que no son solo fotos de plantas. Entre ellas, hay once láminas que realizó mi madre, Antonieta de Oteyza Copa.

-¿Este trabajo tiene algún precedente?

-Me basé en una obra que publicó en el año 1995 el biólogo Emilio Blanco, que hizo una investigación muy valiosa sobre la flora medicinal de O Courel. Él mismo señaló que no pudo profundizar más, porque solo pasó algunas temporadas cortas en el territorio, y sugirió que alguien podría continuar ese trabajo. Eso es precisamente lo que quise hacer.

-¿Qué aspectos más singulares destacaría de su obra?

-Me parece especialmente interesante una sección sobre lo que se conocía simplemente como «hongo». Es una amalgama de levadura y hongos microscópicos que fue muy popular en los años 50 y 60 del siglo pasado y que se tenía por una panacea. Es una bebida de origen chino que se conoce también como kombucha. El hongo se cultivaba con mucho secreto usando manzanilla o té. El libro contiene información inédita sobre el uso de la kombucha en el mundo rural que creo que llamará mucho la atención.

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