
Con su fallecimiento desaparece una activa figura de la vida cultural local en la segunda mitad del pasado siglo
20 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.No solo de bailes se vivía en Monforte en las fiestas patronales de 1965. Ese año tenía lugar la segunda edición del premio de poesía que convocaba el Ayuntamiento por aquel entonces con motivo de los festejos del mes de agosto. Manuel María fue el ganador con su Poema á cidade de Monforte. Así lo decidió un jurado del que era secretario Aquilino Gómez González, tras examinar originales de autores de toda Galicia. Impulsor con otros docentes de la construcción del instituto de bachillerato Río Cabe, artífice del aula de cultura del Casino Ateneo y miembro de las primeras directivas de las sociedades Filarmónica y Filatélica, fue director de la emisora de radio local —primero Radio Juventud y luego Radiocadena, antes de integrarse en Radio Nacional— entre los años 1956 y 1984.Con su reciente fallecimiento, desaparece una figura omnipresente en esa época en la vida cultural de Monforte.
Aquilino Gómez había nacido en Madrid, por esas cosas del destino, en el año 1926. Sus padres eran de Lugo y residió en esa localidad hasta regresar a la capital de España para cursar estudios de educación fisica en la Academia Nacional de Mandos José Antonio. Los futuros docentes de esa especialidad se preparaban en ella para formar nuevas generaciones en los valores nacional-católicos que pregonaba el franquismo. Su destino inicial como profesor fue Chantada, donde organizó el primer equipo de baloncesto. Allí también tuvo a bien animar a seguir la carrera de medicina a Matías García Alba, entonces alumno suyo, que años después abriría en Monforte el sanatorio Virgen de la Luz.

De Chantada era originaria la mujer de Aquilino Gómez, Jesusa Fernández, con la que echó raíces en Monforte al ser designado delegado local del Frente de Juventudes. El matrimonio tendría seis hijos. «Se sentía totalmente monfortino, la mayor parte de su vida la paso aquí», señala el primogénito, Rafael Gómez. La sede de la Asociación Juvenil Española estaba situada al lado del río, junto al puente nuevo, y su nuevo mentor trataba de encauzar a sus pupilos con prácticas deportivas novedosas como el waterpolo o el piragüismo.
Junto con otros docentes afincados en Monforte, entre ellos Matías Vázquez, presionó en Lugo para que se concediese a Monforte el actual instituto Río Cabe. La enseñanza secundaria era entonces de pago tanto en los Escolapios como en las academias locales. El primer instituto público monfortino se inauguró en el año 1966. Aquilino Gómez, que ejerció en el centro mucho tiempo como profesor de educación física, no sería invitado a la postre a los actos del cincuenta aniversario del Río Cabe.
La emisora que luego se integraría en Radio Nacional formaba parte en 1956 de la Cadena Azul de Radiodifusión. Ese año se incorpora como director Aquilino Gómez, que daría cabida en su nómina de colaboradores a los escritores Manuel María y Roberto Martínez Andrade, monfortino de vasta formación cultural, profundo amante y conocedor del jazz y de la música clásica. El carácter bohemio de Martínez Andrade no fue impedimento para que mantuviesen una buena amistad. La relación con Manuel María, por el contrario, se iría enfriando. El ideario del poeta afincado en Monforte difícilmente podía encajar con el rumbo que debía marcar el responsable de la emisora.
La antena de Piñeira
Con Aquilino Gómez como director —cargo que compaginaba con la corresponsalía de La Voz de Galicia en Monforte—, el entonces ministro de Gobernación, Manuel Fraga, accede a autorizar la instalación de la antena de Piñeira, con la que se amplía notablemente la cobertura territorial de la emisora monfortina. Los estudios se trasladan al mismo tiempo a la plaza de España, donde tendrían su sede hasta su cierre dentro ya de Radio Nacional. El entonces responsable de la emisora cedería los bártulos a Emilio Garrido en enero de 1984, aunque continuó algún tiempo como jefe de programas.

Teniente de alcalde y delegado de cultura en la corporación anterior al primer mandato de la actual etapa democrática, Aquilino Gómez fue uno de los impulsores de la Sociedad Filarmónica de Monforte. Le disgustaba ver butacas vacías, por respeto a los músicos, en el salón de actos del instituto Daviña Rey, sede entonces de los conciertos de repertorio clásico. Eran sus hijos mayores los que, por sugerencia paterna, cubrían muchas veces con sus amigos parte de los claros entre los asientos. En el Casino Ateneo, además de organizar clases de pintura, consiguió poner a andar un grado elemental de música reconocido por el Conservatorio de Ourense. También puso en marcha en el aula de cultura los primeros cursos de inglés a cargo de profesores nativos. Brian Kimberley, al que supo inculcar en la tertulia del bar del hostal Río el aprecio por los vinos de la Ribeira Sacra, era el encargado de impartirlos provisto de su inseparable pipa y con la colaboración de su esposa Diana.
Viudo desde hacía tiempo, Aquilino Gómez falleció el pasado 7 de junio a los 94 años en Santiago, donde se había instalado tras su nombramiento en 1985 como jefe de promoción cultural en la Xunta. Sus restos descansan en el cementerio municipal de Monforte. Muchas generaciones locales escucharon sus cáusticas arengas en educación física. Estudiantes a los que se dirigía con el original apelativo de «leones de Cafarnaum» y a los que invitaba a salir a la palestra a demostrar «con tono mitinesco» que entendían la teoría. Al inicio de las clases, solía preguntar si el día pedía dar «gimnasia o magnesia».