Lo que todavía no se puede ver en la iglesia de San Vicente do Pino
MONFORTE DE LEMOS
Las obras de restauración del interior del templo monumental de Monforte acabaron hace un año, pero siguen sin mostrarse al público
29 abr 2022 . Actualizado a las 11:35 h.En la primavera del año pasado acabaron las obras de restauración del interior de la iglesia de San Vicente do Pino —en Monforte—, pero hasta ahora muy pocas personas han podido ver el resultado, ya que el templo permanece cerrado desde el inicio de los trabajos, a finales del 2019. Todavía no se sabe cuándo se reabrirá la iglesia al público. Para ello es preciso reparar los daños causados en la cubierta por una tormenta en mayo del 2020 e instalar una nueva iluminación interior.
César Carnero, que ocupaba el cargo de delegado de patrimonio histórico de la diócesis cuando se realizaron las obras —financiadas por el Ministerio de Cultura— espera que la iglesia pueda reabrirse en los próximos meses. En la actualidad la Consellería de Cultura está licitando las obras de arreglo de tejado. «Esperamos que a cuestión da nova iluminación tamén se resolva en pouco tempo», apunta. «Cando sexa posible, quereríamos organizar unha serie de actos públicos para mostrar o resultado da restauración, que é realmente espectacular», añade.
Un de los cambios más llamativos afecta al retablo mayor, una valiosa obra del siglo XVIII que fue sometida a una limpieza intensa. También fue restaurado el lienzo situado en la parte central del retablo, una pintura que representa el martirio de san Vicente y que data del siglo XVII. En los muros laterales del presbiterio, por otra parte, se rehabilitaron unos murales realizados en la década de 1920 por el monje y artista burgalés Lesmes López que estaban muy dañados por la humedad. A juicio de Carnero, «neses murais fíxose un traballo de recuperación moi importante, aínda que non foi posible eliminar por completo as marcas que deixaron as filtracións de auga».
Mural destapado
En el muro norte del crucero, las obras pusieron al descubierto un mural que estuvo oculto durante siglos por capas de cal y que formó parte del mausoleo del cuarto conde de Lemos, Fernando Ruiz de Castro, y de su mujer, Teresa de Andrade Zúñiga. Sus sepulturas, que después fueron trasladadas al desaparecido convento de San Antonio, estuvieron en unas hornacinas situadas bajo el mural. «É unha decoración funeraria de influencia italiana que penso que non ten paralelo en Galicia», dice Carnero.
En un muro del primer tramo de la nave se destapó otro elemento singular que estaba oculto por la cal. Se trata de unas letras que parecen componer la frase latina «Laudate Deum» (Alabemos a Dios). Carnero considera que es un fragmento de una inscripción de gran longitud que se extendió por todo el perímetro interior de la iglesia. El texto, agrega, era probablemente el de un salmo. «Apareceron outros pequenos fragmentos por detrás dos retablos e quizá tamén outras partes quedaron tapadas polos murais», añade.