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El histórico edificio del Cardenal que albergó el antiguo Casino de Caballeros

felipe aira MONFORTE

MONFORTE DE LEMOS

El inmueble que albergó el antiguo Casino se distingue por su balconada de hierro forjado
El inmueble que albergó el antiguo Casino se distingue por su balconada de hierro forjado FRANCISCO ALBO

La sociedad estuvo instalada en este inmueble desde 1888 hasta 1932

08 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En plena calle Cardenal Rodrigo de Castro, en el centro de Monforte, se conserva un edificio con una larga historia, que albergó en tiempos una escuela de niñas y más tarde el Casino de Caballeros. Durante la segunda parte del siglo XIX se levantó este inmueble, primeramente denominado «Casa de los Curas», por haber sido sus artífices dos hermanos presbíteros, pertenecientes a la Casa da Lama, situada entre las parroquias pantonesa y monfortina de San Román y San Salvador de Moreda. La última moradora y dueña de esta familia era conocida como doña Mariquita. A su muerte, debido a graves problemas económicos, sus hijos se vieron acuciados por los acreedores, que se quedaron con la propiedad.

La casa fue entonces adquirida por Antonio Carballada Fernández, natural de San Salvador de Moreda y casado con Juana Martínez Ledo, vecina de la calle de Carude. El matrimonio no se trasladó a este inmueble recién adquirido, sino que fijó su residencia en el número 14 de la misma calle Cardenal.

En la década de los 80 del siglo XIX, en la planta baja de la casa se había establecido una escuela de niñas bajo la dirección de Pilar Barreira Vázquez. Su padre era Lorenzo Barreira, originario de O Corgo, quien había abierto la escuela para su hija. Una foto de 1892 muestra a Pilar con su alumnado en el patio trasero. Al contraer matrimonio en 1895 con Juan Pérez Balboa, abogado oriundo de Vilapedre, la maestra traslada la escuela a otro edificio en la calle del Comercio. En 1899 el matrimonio —según explica Lorenzo García-Diego Pérez, tataranieto de Pilar Barreira— se marcha a México, donde alcanzó una notable posición social y económica.

Alumnas de la escuela de Pilar Barreira Vázquez en una fotografía datada en 1892
Alumnas de la escuela de Pilar Barreira Vázquez en una fotografía datada en 1892 ARCHIVO FELIPE AIRA

En 1888, en la planta alta del edificio se establece la sede de la sociedad Casino de Caballeros, donde permanecerá hasta 1933. Entonces se trasladó a la conocida como «casa del Mosquito», en cuya planta baja —en la esquina de la calle Cardenal con la avenida de Galicia— estaba el afamado café bar Lemos.

El inmueble de la calle Cardenal que albergó el Casino de Caballeros, con planta baja y un piso, posee una seductora fachada de piedra sillar. Destaca la balconada de hierro forjado, con una decoración en la que se aprecian motivos florales. Sería más bello si conservase en su planta baja el portal de amplias dimensiones, y la escalera, recta y amplia, con sus primeros peldaños de granito. La barandilla era de piedra sillar en su inicio y estaba coronada por una columna rematada en una bola.

«Coñac de Ribas Altas»

Al llegar a la parte superior de la escalera estaban un mostrador y el servicio de bebidas, donde destacaba por su aceptación entre los socios el denominado «coñac de Ribas Altas», especialmente apreciado para acompañar al café. En otra dependencia, destinada a juegos de dominó, había varias mesas con tablero de mármol blanco. Algunas de ellas, según hemos podido saber, eran lápidas del antiguo cementerio de la Compañía, que ante la dejadez de las familias eran adquiridas o incluso simplemente «prestadas» para servir de mesas. También había sala de billares y de naipes donde se practicaba —aunque de forma más discreta— el popular «juego del monte».

El casino disponía además de un salón de baile, que si bien tuvo un aforo suficiente en su primera etapa —con 200 metros cuadrados— se quedó pequeña con el paso del tiempo. La directiva de la sociedad se veía obligada a veces a arrendar las dependencias del Teatro Principal para celebrar los «asaltos» —bailes— y otros actos concurridos en las fechas más señaladas. Los directivos intentaron que los dueños del inmueble subsanasen esta deficiencia, pero no hubo acuerdo. Y tal vez fuese este uno de los motivos del traslado de la sociedad. La sala de lecturas y la biblioteca no desmerecían.

Café con terraza

En 1896, ya libre del colegio de niñas, en la planta baja se instaló un café bar donde los socios salían a tomar sus consumiciones en mesas y sillas situadas en la acera ante al local. Así comenzó la andadura de las hoy tan populares terrazas del Cardenal. Además de la del Casino, también fueron muy populares las terrazas del referido café bar Lemos, de la confitería de la familia De la Fuente y, ya un poco más tarde, del café bar Mezquita. Para hacerles sitio incluso se talaron los árboles que engalanaban la calle entera desde la plaza Fontecha hasta la parte estrecha del Cardenal. Durante años convivieron las primeras terrazas con los árboles, pero a comienzos de la década de 1920 se decidió talarlos.

Después de que se clausurarse el Casino, en el bajo del edificio se instaló una imprenta y librería propiedad de Manuel Baamonde Robles, abogado y presidente de la Diputación lucense. En 1939 fue autorizada para imprimir 1.000 impresos por hora. La librería fue traspasada después a la familia Palacios. Uno de sus miembros, Antonio, la gestionó desde 1960 con el nombre de Librería Mapa. En la actualidad el local alberga un establecimiento de venta de ropa.

Por otra parte, la imprenta la tomó en traspaso Manuel Rodríguez —marido de María Teresa Arias López—, con Edmundo Mariño como socio. Manuel dejó el negocio al emigrar a Venezuela con su esposa y su socio tampoco continuó. Tomó el relevo al frente del negocio Marcelino Núñez Potenciano. Con el paso de los años el negocio fue traspasado de nuevo, ahora a la imprenta Fénix. En esta parte del inmueble se instalaría después la heladería Santorini.

La planta superior sufrió una transformación tras dejar de ser sede de la sociedad. Se dividió en varias dependencias, alguna de las cuales fue arrendada para servir de notaría. En este local ejerció como notario —entre otros— el que fue cronista oficial de Monforte, Luis Moure Mariño. En el piso superior del inmueble también se instalaron algunas peluquerías.

Una planta alta con vivienda y gestoría

Mucho tiempo después del traslado del Casino de Caballeros, la casa fue ocupada por Eugenio Padilla Cano y Teresa Carballada Mao, quien heredó la propiedad de sus padres. Eugenio Padilla fue teniente coronel de infantería y ayudante de campo del teniente general Pablo Martín Alonso —entre otros importantes mandos militares— y se retiró con el grado de coronel en 1962. Su esposa era hermana de Antonio, presidente del Círculo Victoria a mediados del siglo pasado; Julio —que murió joven en la guerra civil— y Carmen, viuda de José Fernández Arias, coronel de infantería mutilado.

Del matrimonio nacieron tres hijos: Julio, Carlos y Juan Eugenio Padilla Carballada. El primero ha sido profesor de Derecho Administrativo, vocal del Consejo General del Poder Judicial, diputado y coronel auditor del Cuerpo Jurídico Militar. Carlos es economista y ejerció como agregado comercial de las embajadas de España en Finlandia, Eslovaquia y Marruecos. Juan Eugenio, matemático y autor de varias publicaciones, fue profesor de esa disciplina en la Escuela de Trabajo de Barcelona.

Por otra parte, uno de los negocios que se instalaron en la planta alta del edificio del antiguo Casino de Caballeros fue la gestoría Corpe —fundada por Jose Aurelio Aceiro González y un socio—, cuyos orígenes se remontan a la década de 1940. Primeramente se denominó así y después se llamó Aceiro, cuando su único responsable pasó a ser José Aurelio. La gestoría fue después gestionada por José Carlos Aceiro Álvarez, hijo de José Aurelio, que al jubilarse puso fin a este negocio con décadas de existencia. En la planta baja del edificio estuvo también durante mucho tiempo un estanco conocido por el nombre de su responsable, Mari Paz.