El uso del regadío en huertos de la periferia de Monforte toca a su fin

MONFORTE DE LEMOS

La obtención de fondos europeos para modernizar el canal es inviable en zonas urbanas
10 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En el último pleno municipal salió a relucir un posible cierre del canal de la margen derecha del regadío Val de Lemos. El BNG advirtió de este hipotético plan en una iniciativa en la que llamaba la atención sobre los graves problemas del canal y apremiaba a las administraciones competentes a adoptar las medidas necesarias para atajarlos. Según los nacionalistas, la clausura de este ramal del regadío, que discurre fundamentalmente por el municipio de Monforte, estaría siendo valorada por la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, en su calidad de titular de la infraestructura.
En realidad, es la propia asociación de regantes la que sopesa cerrar el grifo en un tramo con un aprovechamiento anecdótico con el fin de reducir los costes de mantenimiento de las acequias. El canal alto parte del embalse de Vilasouto, en O Incio, y discurre a lo largo de 25 kilómetros, mayoritariamente por del municipio de Bóveda, hasta llegar a la presa de derivación, situada en la parroquia monfortina de Ribas Altas, al norte del casco urbano. Allí se divide en dos ramificaciones.
La de la margen derecha, de unos 17 kilómetros de largo, atraviesa zonas de la periferia que se integraron en el casco urbano de Monforte y en las que las viviendas unifamiliares borraron cualquier rastro de actividad agrícola, al menos si esta se entiende desde el punto de vista profesional.
En su margen derecha, el canal «rega tres ou catro hortas», apunta la presidenta de la asociación de usuarios, Alicia Toirán. «Nese tramo non hai practicamente explotacións agrarias e as que hai son de persoas que non viven do campo». El tramo al que se refiere desciende desde la presa de derivación de Ribas Altas y, a través del Morín, llega a las calles Ourense y Casar, donde abastece fundamentalmente huertos en las fincas de viviendas unifamiliares. Los invernaderos existentes en la salida de Monforte hacia Distriz, antigua carretera de Ourense, se abastecen de agua de pozos, según indica la comunidad.
Esta campaña funcionará
Al menos durante esta campaña, el canal de la margen derecha funcionará con normalidad para las fincas que han solicitado el uso del agua. Al igual en el resto de las zonas de dominio del regadío, los propios usuarios se han organizado para encargarse de su gestión y mantenimiento para no tener que pagar por ello a la confederación hidrográfica, que se encargaba hasta ahora de ello.
Y es que tras varios años inmersos en una especie de limbo fiscal, los regantes van a tener que pagar de nuevo las tasas bien por el aprovechamiento del canal en sus explotaciones o por el beneficio teórico que supone para sus tierras, en el caso de que estén en la zona de influencia y no hagan uso de ella.
Al margen de las cuestiones económicas, siempre importantes, hay otro aspecto importante que condiciona la continuidad de los 17 kilómetros de la margen derecha del canal del Val de Lemos y que pasa por el papel que pueda jugar en su reactivación la obtención de fondos europeos. «O canal dereito pasa por unha urbana e nesas condicións non se poden contar con axudas da Unión Europea. Os fondos para medio rural non se poden empregar nas zonas urbanas», explica Alicia Toirán.
Parcelas en áreas edificadas o en zonas rurales abandonadas o con uso forestal
La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil y la Universidade de Santiago de Compostela (USC) firmaron en mayo del 2022 un convenio para la puesta en marcha de un plan de aprovechamiento agronómico del regadío el Val de Lemos. Los estudios previos incluyen un diagnóstico socioeconómico sobre los usuarios, una propuesta de futuros modelos de cultivo y una hoja de ruta para la desafectación de parcelas de riego. Esta desvinculación se hace necesaria por la presencia de terrenos regables que están ubicados «en suelo urbano, o en zonas rurales abandonadas o con usos forestales y no agrarios».
El convenio entre el organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y la USC contempla expresamente la necesidad de captar fondos europeos Next Generation para resolver el «intenso abandono» de la actividad agraria en el entorno del regadío. Entre los objetivos previos a la puesta en marcha del plan integral también está, por otro lado, evitar que se continúen generando «pérdidas derivadas de la recurrente insolvencia de la comunidad de regantes». Los usuarios dejaron de pagar hace años el canon y las tasas por la utilización del agua, por lo que el Estado no ingresa nada por el mantenimiento del canal.
Decide la comunidad
La comunidad de regantes, que deberá funcionar como tal para que se pueda ejecutar ese plan, es desde el 2006 la concesionaria del agua y tiene la potestad de decidir en asamblea si una zona puede dejar de ser regable por el bajo número de usuarios, la ausencia de cultivos agrícolas y los costes derivados.