«¿Que pintaba ela con ese tipo?»

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

O INCIO

ALBERTO LÓPEZ

Los amigos de Alicia Cortiñas recelaban de su supuesto asesino

24 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Alicia Cortiña Arias se había marchado de O Incio a los 20 años, pero la noticia de su asesinato corrió como la pólvora por su pueblo natal. Y no es solo porque su padre siga viviendo en su aldea de la parroquia de Rendar ni porque sus dos hermanas pequeñas sean muy conocidas en Oural y Sarria. Es que ella nunca había dejado de volver. Lo hacía siempre que podía, mantenía una relación muy estrecha con su familia y conservaba el mismo grupo de amigas de cuando se fue a Madrid en busca de trabajo. Con sus amigas siempre quedaba a cenar cuando venía de vacaciones. Menos el verano pasado. Ya no pudo, porque vino con su nueva pareja, Khalid, un marroquí de 38 años que el domingo por la mañana se tiró por la ventana del piso que compartían en la localidad madrileña de Valdemoro, dejándola a ella dentro muerta a puñaladas.

Estaban juntos desde hace poco más de un año. Cuando se conocieron, Alicia llevaba cerca de dos años divorciada del que había sido su marido, otro vecino de O Incio al que conoció en la fábrica de Milupa en la que ambos trabajaban en Valdemoro. Su nueva pareja les daba mala espina a muchos de sus amigos de aquí. Sospechaban que solo pretendía aprovecharse de ella. «Eu non sei que facía ela con ese tipo», admitía ayer una de sus amigas, que prefería no divulgar su nombre. Les escamaba la diferencia de edad -él tiene 38 y ella 56- y que él no tenía ninguna ocupación conocida.

Ella había perdido hace unos años su empleo en la fábrica de Milupa en la que entró poco después de llegar a Madrid y en la que trabajaba como envasadora. Algunos amigos apuntan a que renunció voluntariamente a su puesto durante un recorte de plantilla para que no echasen a su marido. Pero no se había quedado parada. Ahora se había empleado como limpiadora en otra empresa. «Era una mujer muy trabajadora», recuerdan sus amigos.

Al parecer, ella no había presentado ninguna denuncia por malos tratos contra su pareja. Si habían tenido algún problema no se lo contó a sus amigos de O Incio, aunque en el pueblo de Romariz en el que vive su padre -su madre falleció hace años- hay quien apunta que habían tenido alguna discusión.

La cabeza agachada

Tampoco sus vecinos del número dos de la calle Estribo de Valdemoro sabían que pudiera haber problemas con la pareja. «Siempre tuvimos una buena relación con ella», contaba ayer su vecina Teresa Pardo, que conocía a Alicia desde hacía casi treinta años. A Khalid lo conocía menos. «Me cruzaba con él en el portal, pero nos limitábamos a saludarlos, él siempre iba con la cabeza agachada», cuenta Teresa.