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Una caminata por el pasado en tierras de Rendar y Eirexalba

carlos rueda, francisco albo MONFORTE / LA VOZ

O INCIO

Dos parroquias de O Incio conservan un notable patrimonio arqueológico, todavía muy poco conocido

11 mar 2016 . Actualizado a las 12:39 h.

El patrimonio arqueológico de O Incio es muy extenso, pero también poco conocido, ya que hasta ahora no se realizó en el municipio un trabajo sistemático de búsqueda y localización. En los últimos tiempos han ido saliendo a la luz varios yacimientos no catalogados, en parte gracias a la colaboración de los vecinos. Un corto recorrido de apenas 3,5 kilómetros que discurre por las parroquias de Santo Estevo de Eirexalva y Santa María de Rendar permite conocer dos grupos de petroglifos y dos asentamientos castreños ubicados en su entorno, uno de ellos sin inventariar.

El recorrido empieza en el lugar de O Caleiro, cerca de un desvío que lleva a las localidades de Novelín y Rendar y a escasa distancia de la aldea de As Cortellas. El nombre está relacionado con un antiguo horno de cal cuya estructura se vio afectada en buena parte por la ampliación de la carretera y del que solo quedan ruinas. En sus proximidades existe otro horno de cal, pero se encuentra oculto por la maleza.

A unos cien metros del punto de inicio del recorrido, a la izquierda de la carretera, se encuentra el castro de As Cortellas, también conocido por Agro do Castro o Pena do Castro. Un viejo camino de unos setenta metros de longitud permite llegar hasta las estribaciones del asentamiento. Tiene forma ovalada y está protegido por dos recintos o parapetos. El de mayores dimensiones tiene unos sesenta metros de anchura. Dos fosos situados a distintos niveles y con una altura máxima de cinco metros protegen ambos recintos. Todo el conjunto se encuentra cubierto de robles y castaños.

Pocas alteraciones

La superficie del castro no parece haber sufrido muchas alteraciones, ya que la zona no se llevaron a cabo labores agrícolas. En algunas zona se aprecian restos de muros construidos con piedras de esquisto. Regresamos al asfalto y seguimos avanzando a lo largo de un kilómetro, hasta llegar a la altura del monte de A Cabana. A la derecha de la carretera arranca un estrecho sendero de una treintena de metros de longitud que se abre entre la maleza y que llega hasta un afloramiento rocoso. En este punto sobre una piedra aislada, hay una serie de grabados rupestres circulares de tipo cazoleta o coviñas, así como incisiones concéntricas y otras en forma de cruz.

Tras visitar el conjunto de petroglifos regresamos a la carretera y marchamos por ella otros cuatrocientos metros hasta llegar a una bifurcación. En este punto es preciso tomar el ramal de la derecha, en dirección a A Cruz do Incio, y continuar por él a lo largo de 1,4 kilómetros hasta llegar a la altura de un camino que sale a la izquierda del vial y que da acceso a un asentamiento castreño, no catalogado, conocido por Pena da Roda.

Otro castro

A los pocos metros el camino se bifurca. Ahora hay que seguir por el ramal de la izquierda y caminar unos doscientos metro hasta llegar al recinto del castro,formado por una terraza que se eleva unos cuatro metros sobre el terreno. Bordeamos el asentamiento, avanzando en dirección norte, hasta llegar a un afloramiento rocoso desde el cual se divisa la aldea de Sirgueiros. En este lugar se encontraron dos conjuntos de petroglifos sobre distintas rocas y muy próximos entre si. Los grabados están formados en su mayoría por cazoletas o coviñas y varios trazos e incisiones, todos ellos poco definidos debido a la erosión. Este conjunto de petroglifos, al igual que el que se encuentra en A Cabana, fue localizado en tiempos recientes por Álvaro Pereiro, artesano de la piedra y propietario del Museo da Pedra de Buxán.