Tres rosqueiros trabajaron a destajo para abastecer el certamen Cientos de personas llenaron la Praza do Concello durante la degustación matinal
12 ago 2003 . Actualizado a las 07:00 h.?os rigores de este agosto no parecían lo más apropiado para una degustación de roscas a media mañana y a pleno sol en Sober. Sin embargo, cientos de personas acudieron a esta localidad para degustar su dulce más típico. Las existencias fueron desapareciendo con más parsimonia que otros años, pero acabaron por agotarse. El recinto de la feria abrió a las diez de la mañana. Igual que en los años precedentes, esta octava edición del certamen no se apoyó únicamente en las roscas. Los visitantes tuvieron ocasión de visitar puestos de otros productos gastronómicos o artesanales característicos de esta comarca y de otras limítrofes, y de comprar miel, alfarería de Gundivós o bicas de Trives, por ejemplo. Pero la protagonista absoluta es la rosca. Tres rosqueiros de Sober acudieron esta vez con puesto propio. Para hacerlo tuvieron que trabajar a destajo durante los últimos días. De otro modo, no hubieran podido atender la demanda de los cientos de personas que visitaron el certamen. Su primer contrincante fue este año el calor. En otras ocasiones, las raciones que ofrece el Concello en la degustación popular del mediodía vuelan en unos pocos minutos. Esta vez costó más acabarlas, porque ayer a esa hora en Sober era una tarea agotadora aguantar al sol durante más tiempo del imprescindible para saltar de sombra en sombra. Al final, los tres rosqueiros agotaron todo su material.