Los nuevos diseños salieron a la luz tras retirar el musgo con la mano
05 mar 2014 . Actualizado a las 10:21 h.El dolmen localizado recientemente por el arqueólogo Iván Álvarez Merayo en el municipio de O Saviñao no tiene un solo petroglifo grabado en la parte superior, como se pensó en un principio. Miembros de la Asociación Veciñal do Saviñao que visitaron la estructura megalítica el pasado viernes descubrieron que en la piedra cobertora hay otros tres dibujos del mismo tipo, dos de los cuales se encontraban tapados por el musgo.
Los nuevos diseños fueron puestos al descubierto retirando simplemente el musgo con la mano, que fue lo que hicieron los miembros de este colectivo después de comprobar que en la piedra había otro petroglifo además del primero, que fue localizado también por el referido arqueólogo. Aunque presentan un tamaño considerable, las figuras no son fáciles de percibir a primera vista, ya que -además de que se hallaban en gran parte ocultas por el musgo-, las líneas están muy desdibujadas a causa de la erosión. «Se nota que la piedra está gastadísima», explican a este respecto desde la asociación vecinal.
Difíciles de percibir
Álvarez Merayo ya señaló anteriormente que el primer petroglifo descubierto por él también puede pasar desapercibido con facilidad y que solo reparó en su presencia al examinar la superficie de la piedra desde cierto ángulo. La asociación ya comunicó el nuevo hallazgo al arqueólogo a fin de que todos los petroglifos puedan ser catalogados en los inventarios de la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural junto con el conjunto de la estructura.
Las cuatro figuras grabadas en la parte superior del dolmen presentan la misma tipología y consisten en una serie de círculos concéntricos cortados por una línea. Los diseños de esta clase son bastante poco comunes en los conjuntos de petroglifos que se han localizado hasta ahora en el sur lucense, donde el tipo más habitual es el conocido como cazoleta o coviña, que consiste en unas simples inclisiones circulares de pequeño tamaño.
Entre las pocas excepciones están los dos conjuntos de petroglifos -muy próximos el uno del otro- que descubrió el año pasado el vecino Miguel Suárez en el municipio de Carballedo, en el límite de las parroquias de Veascós y Vilaquinte. Estas figuras están igualmente compuestas de círculos concéntricos. También se conocen otros grabados de este tipo en algunos puntos del municipio de Sober, como Anllo Santo Estevo y Proendos. Para ver otros petroglifos de diseño complejo hay que desplazarse hasta el municipio de Antas de Ulla, donde en los últimos años se han descubierto numerosos grupos de grabados que pesentan tipologías similares a estas.
Aunque es muy difícil determinar su antigüedad, los arqueólogos consideran que este tipo de diseños datan aproximadamente del periodo comprendido entre los inicios de la Edad del Bronce -hace en torno a 5.000 años- y la última etapa del periodo castreño, hace unos 2.000 años.
En cualquier caso, el hallazgo de los nuevos petroglifos viene a incrementar notablemente el interés del dolmen de Leira Rapada, una estructura que también es poco habitual en el sur lucense.