Zona de «gran élite» con problemas

B. LÁZARE LUGO

LUGO

PRADERO

La Praza de Comandante Manso es un desordenado aparcamiento bastante deteriorado Comandante Manso y sus alrededores es una zona propicia para anunciar la venta de pisos de «super élite» pero, por el momento, ni la urbanización, ni las conciciones de esa parte de la ciudad merecen tal calificativo inventado para resaltar el no va más de la construcción. También deja bastante que desear la limpieza de las calles y del jardín, en este caso debido fundamentalmente al descuido de los dueños de perros, que los llevan allí a defecar. El tráfico, con sus molestias, es otro gran problema.

08 ene 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Desde A Mosqueira se accede a la Praza de Comandante Manso por una especie de cuello de botella que es el primer punto conflictivo que uno se encuentra al entrar desde la Ronda. Porque a este lugar centernares de personas acuden en coche, unos con la esperanza de encontrar un aparcamiento próximo, y otros a resolver asuntos en los numerosos negocios existentes. A las doce, el conductor de un camión de reparto, que a continuación hace lo mismo con el que viene detrás, toca la bocina insistentemente para que el de una furgoneta le deje paso. A esa hora, un residente en la plaza lleva ya un buen rato esperando a que otro furgón le deje sitio para sacar el coche del aparcamiento en batería. El hombre, que da paseos arriba y abajo para mitigar los nervios, se lamenta de que todos los días ocurra lo mismo. Ocho hierros clavados en el pavimento no resultaron efectivos para impedir los aparcamientos en la cima de la plaza y, según señala otro residente que asoma por la puerta de un establecimiento, «os únicos beneficiados foron os do garaxe, que lles quedou a porta libre». El presidente de la asociación de vecinos, Enrique Seoane, no pone nombres, pero recuerda que hace meses presentaron un escrito en el Concello contra tal «expeditiva» medida. También aprovecha para quejarse de la falta de limpieza y del deterioro de las aceras, queja que una rápida inspección permite corroborarlo a cualquiera. La pequeña glorieta del fondo no parece suficiente para ordenar el tráfico, porque los coches aparcan en todas direcciones y posiciones, e incluso entran por el lado que está prohibido. La plaza de aparcamiento que ocupa a perpetuidad un camión de gaseosas colabora a dar al lugar un aspecto de suciedad y abandono.