Crónica | Sexta estancia de los duques de Lugo Para muchos fue la presentación ante los lucenses de los hijos de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, ya que sólo Froilán estuvo en la ciudad con apenas un año
11 oct 2004 . Actualizado a las 07:00 h.?ueron los grandes protagonistas del Domingo das Mozas: Felipe Juan Froilán y Victoria Federica. Era la segunda visita del primogénito de los duques de Lugo (estuvo en julio de 1999 con un año de edad) y la primera de su hermana. Por ello, miles de lucenses querían verlos de cerca, y más si lucían los trajes de gallegos que les regaló el Concello y que fueron confeccionados por el colectivo María Castaña. Froilán no estuvo cómodo durante la jornada. Llegaba a la catedral, a las once de la mañana, con mal gesto en la cara y lo mantendría durante el resto del día. Frente a las sonrisas que mostró en la tarde del sábado, el domingo no fue así. Un malestar general, que acabó en vómitos al final de la mañana, fue el motivo de que el niño mostrase una cara de cansancio. Los lucenses que se agolpaban en el pasillo humano que hubo desde el Concello hasta las casetas del pulpo gritaban «guapo» y «Froilán», pero ni con esas pudo enseñar una sonrisa o un saludo. En el interior de la catedral no estuvo quieto, mientras que en los soportales del Concello se sentó mientras desfilaban los trajes regionales. Su madre y el presidente de la Xunta le animaban a que se levantase para ver los trajes, pero fue baldío el intento. La infanta Elena y Jaime de Marichalar fueron conscientes en todo momento de que su hijo no se encontraba bien e intentaban animarle. Distinta fue la situación de su hermana, que el pasado mes cumplió cuatro años. Era la primera vez que venía a Lugo y pudo ver la ciudad desde un atalaya privilegiada: los hombros de su padre. Así se paseó por el centro de la ciudad y el ferial del San Froilán, agarrado al cuello de su padre, saludando a los lucenses y comiendo un trozo de bizcocho que le dieron en una confitería del ferial. Ambos hermanos lucieron sus trajes de fiesta. La impresión era que les quedaban grandes. Ella no portó la cofia, la pieza más antigua ya que es de origen suevo, mientras que sí llevaba puesta en la cabeza la pucha del traje de Froilán, que en su parte superior lucía una chaqueta de color oro viejo. El presidente de María Castaña, Isidoro Rodríguez, logró uno de los momentos más divertidos del día, cuando explicó al público las características de los trajes de los niños y señaló que la duquesa portaba los pendientes de plata dorada que le regalaron a Victoria Federica. La infanta Elena y Jaime de Marichalar rompieron a reir. Los duques de Lugo tuvieron en todo momento gestos de cariño con sus hijos, aunque siempre mantuvieron una actitud de respeto en los actos a los que asistieron, en especial la ofrenda a Rosalía de Castro, y atendieron de forma cariñosa a los miles de lucenses que les saludaban (la Policía Local estimó 50.000). Elena de Borbón limpió varias veces el traje de su hija, que jugaba con la medalla que le regaló el obispo de Lugo. Su padre se la colocaba bien sobre el cuello. La jornada dio para mucho. El buen tiempo animó a que miles de visitantes se acercasen a la ciudad para disfrutar del Domingo das Mozas. La visita de los duques, un amplio programa de actos festivos y la posibilidad de cumplir la tradición y de comer el pulpo en el San Froilán fueron argumento más que suficientes para llenar la ciudad de lucenses y de turistas. Aparcar se hacía imposible. Barrios alejados del centro, como Acea de Olga, Augas Férreas o Garabolos estuvieron llenas de coches y autocares estacionados. Uno de los momentos más álgidos del día, a parte del paseo de los duques, fue la actuación de la cantante Bebe en Santa María. La plaza se quedó pequeña. Hubo quien aprovechó el día para hacer el agosto. Y así, varios restaurantes y mesones elevaron considerablemente sus precios ante la masiva afluencia de visitantes. Menús que el día anterior eran de 7 euros pasaban a ser de 12.