Concluyó la retirada de todas las instalaciones eléctricas de la Muralla

Benigno Lázare LUGO

LUGO

ÓSCAR CELA

El director general de Barras entregó las llaves simbólicas del último transformador ocupado En los trabajos fueron invertidos 450.000 euros en un período de cuatro años

30 nov 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

Coincidiendo con el día del cuarto aniversario de la declaración de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad, ayer se celebró el acto de la entrega simbólica de las llaves del último de los locales existentes en las puertas del monumento que estuvieron ocupados por transformadores eléctricos. El cuatro fue la cifra mágica, porque también ayer se dio por concluido el plan de retirada de todo tipo de instalaciones eléctricas en ella, iniciado hace cuatro años, período durante el que fueron invertidos un total de 450.000 euros, incluyendo la instalación de las nuevas redes. El acto tuvo lugar a mediodía en la puerta de Bispo Aguirre, con la participación de los directores generales de Patrimonio y de Industria, Ángel Sicart y Ramón Ordás; de los delegados de Cultura e Industria, Antonio Calvo y Jesús Bendaña; del alcalde, José López Orozco, y del director general de Barras Eléctricas, Miguel Antoñanzas, que le entregó las llaves al primero. También asistieron miembros de los tres grupos municipales, el vicepresidente segundo de la Diputación y representantes de otras instituciones públicas y privadas. El local ante el que se celebró el acto tiene unos diez o doce metros cuadrados y una altura equivalente la del monumento en ese lugar, rematando con una bóveda. Quedó totalmente libre y será dedicado a usos turísticos. Está en el lateral izquierdo de la puerta, entrando en el recinto histórico, y del otro lado hay otro habitáculo, también a disposición de Cultura. Las gestiones preliminares se remontan a cinco años atrás, y hace cuatro, coincidiendo con el acuerdo adoptado por la Unesco, fue firmado un convenio en el que participaron la empresa concesionaria Barras Eléctricas, la Consellería de Cultura, de la que depende la Muralla; la de Industria, que aportó financiación, y el Concello. Las obras afectaron a la mayor parte del monumento, dado que las instalaciones eléctricas se distribuían por casi todo su perímetro, con centros de transformación incrustados en su interior, lo mismo que algún cableado, pero también había líneas exteriores, mediante postes de hierro clavados en la pared, y un transformador ubicado en una especie de búnker pegado a la Muralla, al lado de la Porta Miñá. Este era el más reciente, construido hace unos 30 años.