Políticos e intelectuales acompañaron a los premiados

Benigno Lázare LUGO

LUGO

El Círculo se quedó medio vacío pese a la presencia institucional

05 abr 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

A pesar de que cerca de la mitad de los asientos colocados en el salón Regio del Círculo quedaron libres, representantes de casi todas las instituciones, entidades y organismos públicos, asociaciones culturales y sociales, responsables de medios de comunicación o personas vinculadas a la cultura lucense asistieron ayer a mediodía al acto de entrega de los Premios Nacionales de Literatura 2004. Fue un acto más largo de lo previsto, pero muy sencillo, limitándose a las presentaciones, entrega de las distinciones, discursos del poeta Félix Grande; de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, y del presidente de la Xunta, Manuel Fraga y, tras las fotos de familia, concluyó con aperitivo en el salón de Columnas. Alrededor de las doce, con cerca de media hora de antelación sobre el comienzo del acto, llegaron a la puerta del Círculo de las Artes el presidente del Parlamento, José maría García Leira; el vicepresidente segundo de la Xunta, José Manuel Barreiro, y el alcalde, José López Orozco. También llegó con bastante antelación el delegado del Gobierno, Manuel Ameijeiras, y aprovecharon los minutos de espera para hablar del tiempo. Pasadas las doce y veinte minutos llegaron en sus vehículos Manuel Fraga y el conselleiro de Cultura, Jesús Pérez Varela, y cinco minutos más tarde apareció el coche de la ministra, acompañada desde Rozas por el subdelegado del Gobierno, Jesús Otero. Tras unos minutos de reunión en un despacho la comitiva, seguida de las demás autoridades presentes, subió a la sala del acto. La ceremonia de entrega estuvo organizada directamente desde Madrid, lo mismo que el envío de invitaciones a los asistentes, detalle que explica que sólo asistiesen unos 150 invitados, quedando casi la mitad del aforo libre. Además de la Real Academia Galega y de la Universidade de Santiago, la Diputación estuvo representada por su vicepresidente segundo, Julio Álvarez; también asistieron la mayoría de los concejales del equipo de gobierno y representantes de los dos grupos de la oposición, aunque sin sus portavoces. Entre los dirigientes de partidos políticos estaba el secretario general de los socialistas, Emilio Pérez Touriño. Al finalizar los discursos y quedar clausurado el acto, el presidente de la Xunta abandonó de inmediato la sala porque ya había anunciado que tenía otro compromiso. De todas formas, aún posó para la foto de familia con los demás políticos y con los premiados. Posteriormente, la ministra se fotografió con los nuevos Premios Nacionales de Literatura 2004, pero el retrato quedó incompleto, ya que el escritor Juan Manuel de Prada se apartó del grupo y permaneció en un lateral del salón Regio en compañía de su mujer y de su hija de muy corta edad. Este distanciamiento no pasó desapercibido para numerosos asistentes, ya que también en el salón de Columnas estuvo al margen del grupo y de la ministra durante el aperitivo. La mesa presidencialestuvo ocupada por la ministra, el presidente de la Xunta, el delegado del Gobierno, el presidente del Parlamento, el conselleiro de Cultura y el alcalde. La colocación fue cuestionada por algunos asistentes, que la atribuyeron a que fue decidida desde Madrid. Paco Marín En contra de lo habitual, la entrega de los premios no fue seguida de una comida, por lo que los protagonistas e invitados agenciaron por sus propios medios un lugar para comer, salvo la ministra y su entorno, que regresaron a Madrid. Un numeroso grupo de visitantes, entre los que figuraban la mayor parte de los premiados y sus familiares, nombraron a Paco Martín asesor gastronómico. Contactaron con él a través del fotógrafo del ministerio, que lo conoce desde que el escritor recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil. Se mostraron interesados en saber de un restaurante para comer un buen bogavante, y finalmente acabaron interesándose por un establecimiento tipo taberna, para comer pulpo. Aunque en tono de broma, antes del comienzo del acto el alcalde no desaprovechó la ocasión para matizar que el Ayuntamiento no es el organizador del acto y por lo tanto tampoco programó ninguna comida oficial. En esta ocasión la ministra ni siquiera tuvo tiempo de visitar la Muralla, paseo que dejó pendiente hasta la próxima vez que venga a la ciudad.