?bella fabricaba productos de alta calidad, al menos eso es lo que aseguran sus antiguos empleados, que sabían perfectamente que tipo de materias primas se empleaban. El salchichón era el producto estrella. Su fórmula cautivó a los directivos que envió Campofrío a la fábrica lucense cuando compró parte de las acciones, según recuerdan algunos trabajadores. Aseguran que el actual gigante del sector cárnico inició su incursión en Galicia desde Abella, de donde se llevaron la fórmula magistral. En la memoria de los ex trabajadores, como Alberto Ferrero, de la actual plantilla de Frigsa, perduran aún las salchichas, que incluso colocaban en un mercado como el alemán, que es la cuna del producto. Éstas, según otras fuentes, eran el artículo que menos carne llevaba. Tenían un alto contenido en esencias cárnicas. Las condiciones sociales propias de la época se reflejaron también en el matadero de Lamas de Prado. La plantilla disponía de un economato en el que podía comprar todos los enlatados de la fábrica a precios muy razonables y en el que se surtían también de carne. En aquellos tiempos existía una cierta rivalidad con quienes trabajaban en Frigsa sobre qué empresa era la que trataba mejor a sus empleados en este sentido. Regalos de Reyes Los Reyes Magos llegaban todos los años el 6 de enero a Abella cargados de juguetes que repartían por edades. Ningún hijo de empleado se quedaba sin su regalo y además, cuando crecían, tenían posibilidades de entrar en la misma firma que su padre o su madre, o de ambos. Los más veteranos recuerdan que en las gigantescas instalaciones hubo una época en la que se criaron cerdos; en que se fabricaban colas en su división química; en otra realizaban los propios envases de los productos. Tenían también sección de curtidos, hacían jabón y disponían de matadero de vacuno y de porcino. Con el paso de los años fueron cerrando. Abella generó muchas parejas que acabaron ante el altar. El propio presidente de la empresa y su esposa recuerdan al menos una veintena como ellos, que se conocieron trabajando. La edad media de la plantilla, casi todos jóvenes, salvo quienes ocupaban puestos de responsabilidad, que tenían algo de más edad, favoreció este tipo de contactos. En la industria cárnica llegaron a trabajar varias generaciones de la misma familia. Las anécdotas que cuenta el personal son muchas. El día de San Antonio, onomástica del patrón, todos los trabajadores acudían a la empresa a pasar una jornada festiva con sus familias. Comían, participaban en competiciones deportivas y de ajedrez. La fábrica tenía su propio equipo de fútbol, con campo incluido, que llegó a competir en la segunda regional y un equipo de baloncesto, que no alcanzó tan altas metas. La semana previa a San Antonio, en horario no laboral, se disputaban las competiciones previas de los deportes y juegos.