El médico que murió en Burela tardó casi dos horas y media en ser operado

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Durante ese tiempo estuvo «extraviado» en el hospital, según dijo el fiscal en el juicio El cirujano acusado de homicidio imprudente «no actuó de manera urgente»

22 jun 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

?l doctor José Luis Candia Sierra, que falleció a principios de febrero del año 2003 en el hospital de Burela, tras ser sometido a una intervención quirúrgica pasó dos horas y veinte minutos «extraviado» en las dependencias del centro hospitalario «hasta que los responsables de su operación, con toda la calma, decidieron llevarlo al quirófano». Así lo expresó ayer, en sus conclusiones, el teniente fiscal Jesús Álvarez, en la última sesión del juicio por presunto homicidio imprudente al cirujano Luis Alcide Pigni Benzo. El fiscal partió de que los médicos erraron y emitieron un diagnóstico equivocado. En vez de una perforación de úlcera gástrica, como así creían, el facultativo tenía una rotura de bazo que vieron en el momento de efectuar la operación. «No se llevaron a cabo todas las medidas para verificar el diagnóstico, ni tampoco se hizo una intervención quirúrgica inmediata. En vez de eso, se dejó transcurrir un período crítico de 2,20 horas. En ese plazo la historia clínica está en blanco», explicó el fiscal. Jesús Álvarez recordó que no había sido avisado el anestesista de guardia localizada y que era la esposa del cirujano imputado. «Y por si eso fuera poco, una vez acabada la cesárea en la que participó el otro anestesista, dejaron pasar 40 minutos más de propina. Teniendo en cuenta la gravedad del paciente ¿Por qué no se puso en marcha otro quirófano», expresó. También recordó que el enfermo no fue trasladado al Juan Canalejo, como pidió su familia, alegando urgencia en la operación, sin embargo una de sus hijas, que trabaja en el centro hospitalario coruñés, llegó a Burela instantes antes de que su padre entrase en el quirófano, a pesar de que antes de salir del centro sanitario herculino tuvo que ir a su casa. Para Jesús Álvarez, el acusado «no intervino de una manera urgente y rápida; basta recordar que uno de los peritos que declaró en el juicio dijo que había que aprovechar todos los minutos». A las 15.10 horas, el paciente quedó bajo supervisión del cirujano para ir a quirófano; a las 16.00 fue citado el anestesista, pero antes de esa hora decidió hacer una cesárea a una parturienta. Hasta las 17.30 horas el enfermo no entró en quirófano. «La operación pudo haber empezado mucho antes. Era urgente improvisar otro quirófano para llevar a cabo dos intervenciones simultáneas», explicó el fiscal. La acusación particular calificó la actuación del cirujano de «imprudente y grave porque desatendió la obligación de tener cuidado y vigilado a un paciente cuya vida corría peligro». Recordó que el personal de guardia cobraba por ello y pudo haber sido avisado para otra intervención. «No hay ninguna justificación para que la vida de una persona corra peligro en un hospital por no montar un «follón» o por «cuestiones de organización» (como así explicaron algunos testigos), indicó. «Ni tan siquiera se preocupó por saber si estaba estable; ni tan siquiera habló con la enfermera. Es una muestra clara de dejadez y puro desinterés, a pesar de que no tenía ninguna ocupación en esos momentos. Estaba leyendo el periódico», dijo el letrado, refiriéndose al imputado.