Por la mañana, el comandante Manso arenga a las tropas, recordándoles su valeroso comportamiento en los enfrentamientos de la revolución de Octubre del 34, donde fue distinguido con una medalla de la que les hace partícipes. Reclama su colaboración plena, dándole la oportunidad al que lo desee de no participar en el alzamiento. Los soldados dan un paso al frente y se ponen a sus órdenes. Estos intentos serán fallidos, ya que a las dos de la tarde se establece contacto radiofónico con A Coruña desde donde se indica que ya se ha producido la declaración de guerra en otras localidades y se ha relevado del mando a todos los militares leales a la República. Conocedores de estas noticias los comandantes de la Guardia Civil, Álvarez Holguín y el de Infantería Jesús Manso, toman el control ante la pasividad de coronel Caso, que permanece dubitativo y deja hacer sin oponer resistencia. Un destacamento inicia la colocación de ametralladoras en la Muralla y despeja la calle San Marcos y zonas próximas. La Guardia Civil toma la plaza de Santo Domingo y rodea el Gobierno Civil, mientras a las tres de la tarde el capitán Puga con una compañía, procede a leer el bando de declaración de guerra en diferentes puntos de la ciudad, y se ocupa el Ayuntamiento. El gobernador, cercado en su despacho, recibe a los sublevados con el coronel Caso a la cabeza, acompañados por el Presidente de la Audiencia, Antonio Sánchez Andrade. La autoridad militar le comunica su destitución y relevo por Antonio Sánchez. A esta situación totalmente ilegal, el gobernador se opone, increpándole. El coronel, viendo la irreversibilidad de la situación, hace un último intento para que se deje marchar sin incidentes a los milicianos que estaba en el Hospital de Santa María. A cambio su rendición personal se hará sin condiciones ni resistencia. Pese a la palabra dada por el coronel, las patrullas de la Guardia Civil y del Ejército llegan a abrir fuego sobre el Hospital y tras un breve tiroteo los milicianos se desperdigan hacia el Miño. El alcalde, que ha conseguido mantener el orden en los días anteriores, se encuentra que no le es aceptada la dimisión y los militares le dejaran por un tiempo en su cargo.