DE RAMOS EN PASCUAS | O |
27 jul 2006 . Actualizado a las 07:00 h.ESTAMOS a punto, según parece, de ver cómo se sustancia el relevo político de mayor calado en la provincia. En una sociedad desbocada hacia el tiburoneo y el alconaje en todos los órdenes, los políticos hacen todo lo que está a su alcance para encabezar esa marcha y dejar en ridículo a Hobbes por su homo homini lupus (perdón). Bajo la dirección de Cacharro, el PP lucense rozó durante varios años la perfección como máquina electoral (el apellido que se lo ponga cada uno al gusto). Las escasísimas y mínimas fisuras fueron selladas de forma radical con pegatodo instantáneo. La solidez y las adhesiones parecían inquebrantables. Hoy, sin embargo, todo es más relativo e incluso puede que surja un sentimiento de traición. Claro que, por una parte, los políticos saben manejarse en ese ambiente mejor que nadie y saben que la amistad está graduada por el interés. Por otra, no por necesarios e inevitables los cambios son ajenos al dolor. Un tercer argumento es la lícita defensa de lo propio (la alcaldía). ¿Dónde está la demarcación?