El autobús es otra asignatura

LUGO

Los alumnos abadinenes se desplazan a Mondoñedo, a Vilalba o a Castro de Ribeiras de Lea para cursar el primer ciclo de Secundaria, suprimido en su municipio

30 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

A las cuatro de la tarde pasa algo de tráfico por Abadín, cuyo eje principal es la N-634. Varios minutos después llega un autocar. Podría ser uno de los que circulan entre A Mariña y Lugo, A Coruña o Santiago, aunque sin consultar los horarios de las líneas ya se nota que este vehículo es especial. Viene de Mondoñedo con un buen número de pasajeros, todos jóvenes y con carpetas y mochilas como equipaje: si mostrasen sus bolsillos, probablemente mostrarían teléfonos móviles o reproductores de MP3.

La escena pasó ante los ojos del autor de esta información el pasado jueves. No es extraña ni insólita, sino que forma parte de los hábitos de los escolares del municipio, habituados a trasladarse a otros concellos por la supresión del primer ciclo de la ESO que hasta este curso se impartía en el CEIP Aquilino Iglesia Alvariño de la localidad. El IES San Rosendo (Mondoñedo), el IES Basanta Silva (Vilalba) y el IES Trapero Pardo (Castro de Ribeiras de Lea) son los destinos de los algo más de 30 chicos y chicas obligados a unos viajes en autocar cuya duración depende según las tres opciones ya citadas. Sin embargo, esta nueva situación, previsiblemente definitiva, se encontró en Abadín con una amplia oposición social. No fue el único ayuntamiento de la provincia que se movilizó contra la medida, también rechazada en Baleira y en Portomarín; pero sí quizá el que más prolongó su malestar, hasta el punto de que los padres no matricularon a sus hijos en los nuevos centros hasta septiembre.

Satisfacción

Una de las cabezas visibles de las protestas fue Ana Álvarez, madre de un hijo que ahora, como otros de la zona, cruza A Xesta dos veces al día dada su condición de alumno del IES San Rosendo. Recordando las movilizaciones que se convocaron en primavera y en verano, sus palabras parecen las de alguien que se complace de haberse entregado a fondo aunque el resultado haya sido inútil.

«Por lo menos se hizo», recuerda esta vecina de Gontán. Lo que se hizo fue bastante: numerosas reuniones de padres afectados, viajes a Lugo para participar en concentraciones con familias de otros municipios y protestas escenificadas en la carretera que pasa por el centro urbano resumen esas semanas que dieron a Abadín un notable e inesperado perfil reivindicativo. Álvarez asegura que esa movilización fue más bien espontánea, aunque no por ello parece menos importante lo que se hizo por la huella que parece haber dejado: reconoce que si la situación se plantease de nuevo como ocurrió este año, volvería a estar «al pie del cañón».

Menos televisión

La situación, mientras tanto, ha cambiado para adultos y jóvenes. Se acabaron, por ejemplo, los minutos de televisión que se veían entre el final del desayuno y la llegada del autobús escolar. Quien comenta eso es una madre de Montouto, Begoña Rico, cuyo hijo sale de casa antes de las nueve de la mañana, sobre las 8.40 o las 8.45, y regresa sobre las cinco de la tarde.

La madre -que desde hace pocas semanas, además, preside el APA del CEIP Iglesia Alvariño- parece más partidaria de habituarse a lo nuevo que de seguir lamentándose: «Non queda outro remedio», dice. Una de las ventajas es que de esa misma parroquia hay un chico, alumno de tercero de ESO, y una chica, estudiante de primero de Bachillerato, con esa misma necesidad de desplazarse para ir a clase.

Celsa Cordal, vecina de Fanoi, decidió que su hija estudiase en el IES Basanta Silva, de Vilalba, porque así acude al mismo centro que su hermano, alumno de cuarto de ESO. «Van xuntos e veñen xuntos», dice, aunque no por ello niega las consecuencias que encuentra negativas. ¿Es duro adaptarse? «Claro que é, porque nos quitaron de telos outros dous anos en Abadín», afirma. El colegio local impartía hasta este curso el primer ciclo de la ESO.

Madrugar

El lunes, explica esta madre, es el peor día, pues la salida de casa se produce a las siete y media de la mañana , y el regreso, sobre las seis y media de la tarde. Los otros días, en cambio, la llegada se adelanta a las cuatro. Celsa Cordal admite que lo que más le costó a su hija fue no ver a diario a sus antiguas compañeras de clase, ahora alumnas del instituto mindoniense.

Mientras tanto, la A-8 está en obras. Cuando se abra el tramo que bordea Abadín, el autobús de Mondoñedo llegará con más silencio.