Caso cerrado. Joaquín Zapatero, el hombre que durante algún tiempo trajo en jaque a los investigadores que le buscaban por haber intentado matar al conserje del Hotel NH Alfonso IX de Sarria, aceptó ayer casi doce años de cárcel en una vista que tuvo lugar en la Audiencia Provincial de Lugo. No ganó mucho porque solo consiguió un beneficio, en relación a lo que le pedía inicialmente el fiscal, de año y pico.
El reconocimiento de los hechos y la aceptación de la condena hizo que el juicio no se celebrase en su integridad. Los numerosos testigos que habían sido citados recibieron una contraorden apresuradamente para evitarles un desplazamiento a la capital lucense. Zapatero, de 38 años, y su abogado, el ferrolano Fernández Cobelo, se pasaron media hora debatiendo antes de plantear una reducción de la pena al fiscal.
El acusado dijo al tribunal, con toda tranquilidad que reconocía los hechos, aunque remarcó que «hay detalles que no coinciden con lo que dice el fiscal, pero no tiene ninguna importancia». Además de la cárcel, Joaquín Zapatero tendrá que indemnizar al conserje con 30.000 euros. No podrá acudir en diez años a Sarria, ni tampoco comunicarse ni aproximarse a menos de quinientos metros a la víctima. También tendrá que pagar los mil euros que cogió detrás del mostrador después de disparar dos tiros al pecho del conserje y dejarlo gravemente herido. Tuvo que ser evacuado al complejo hospitalario de A Coruña donde permaneció doce días.
«Sentido común»
El letrado ferrolano Fernández Cobelo dijo, tras el juicio, que se había aplicado «el sentido común» pactando una pena como consecuencia de una «acusación tan patente, pruebas evidentes y concluyentes». Añadió, con respecto a su cliente, que «se beneficia con una condena inferior».
El letrado sarriano, Jesús García Bernardo, que ejerció como acusación particular, dijo tras la celebración del juicio que todavía no había tenido oportunidad de hablar con su cliente, pero creía que la condena para el acusado le supondría una «satisfacción moral porque salvó la vida». Considera que es una «pena equitativa, en relación con los hechos cometidos».
Entre las personas que estaban citadas para prestar declaración se encontraba la esposa del acusado. Asimismo figuraba como testigo protegido una mujer que, supuestamente, vio la pistola que utilizó el acusado el día en que ocurrió el incidente.
Para la sesión de ayer, estaba previsto que continuase hoy, fueron citados dos forenses, varios especialistas en balística. Asimismo fueron convocados especialistas del servicio de criminalística y también del departamento de química de la Guardia Civil.