Al preparar cada sesión de historia, Aquilino González intenta introducir conceptos o cuestiones que no sean solo sucesos históricos, sino que puedan dar pie a hablar de algo más. Así, en la clase del miércoles pasado, el portavoz de barreras arquitectónicas de Auxilia y sus alumnos ocasionales analizaron el significado de parte de las Coplas a la muerte de su padre , de Jorge Manrique.
Sobre la pantalla de las instalaciones de Alume, se lee «Recuerde el alma dormida,/avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida/ cómo se viene la muerte/ tan callando,/ cuán presto se va el placer, /cómo, después de acordado,/ da dolor, /cómo, a nuestro parecer,/ cualquiera tiempo pasado/ fue mejor».
Cada uno de los alumnos presentes explican lo que significan estos versos para ellos y opinan que tratan sobre «el placer», «sobre pasarlo bien», «sobre los recuerdos», aunque, al final, varios de ellos se ponen de acuerdo en que «va sobre la muerte».
Debate y conclusión
Después de escuchar todas las opiniones González les indica que trata sobre la «fugacidad de la vida». Y aunque en un primer momento dé la impresión de que las más de veinte personas que le escuchan no han entendido a qué se refiere, cuando acaba la clase y llega el momento de hacer recapitulación de lo aprendido, todo el que asista al taller podrá comprobar que sí lo han entendido.
González aprovecha las coplas no solo para hablar de la fugacidad de la vida o que, ante la muerte, todos somos iguales. «Ahí da lo mismo si eres pobre o rico, o si estás enfermo o no», subrayan; también les da nociones sobre quién era Jorge Manrique y qué hacía.