Amnistía para la crisis

Manuel Piñeiro

LUGO

21 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los políticos saben medir bien los tiempos. Son maestros en esos y otros menesteres, porque de lo que se trata es de perpetuarse en el poder, a ser posible. A unos meses vista de las elecciones municipales, por ejemplo, ya se están lanzando los dardos envenenados de las no menos envenenadas campañas electorales. En realidad, ya están sumidos en las mismas.

En Lugo, por ejemplo, Orozco prepara toda su artillería, poniendo el énfasis en esa eterna obra de la futura potabilizadora, mientras la única obra que avanza a todo trapo es el puente del Miño. Aquí sí que el ritmo es vertiginoso, sin que la crisis le haya afectado, por ahora, a su acelerado desarrollo. Ni siquiera la tijera de Pepe Blanco ha asomado amenazante en el horizonte de las Arieiras.

Sí, sin embargo, ese tijerazo ha frenado de cuajo el inicio del desmonte de los terrenos que, en Nadela, habían comenzado a buen ritmo para el enlace de la A-6 con la de Lugo a Guntín, como prólogo a las de Ourense y Santiago. De ambas, por ahora, nunca más se supo, salvo que han pasado al baúl de los recuerdos como el sueño imposible de una noche de verano. Para consolar a los lucenses, el superministro de Palas ha firmado el convenio para que la futura intermodal se ubique sobre la actual estación del ferrocarril. Unificar todas las llegadas ferroviarias y por carretera en un solo espacio es símbolo de modernidad y eficiencia.

Tampoco Lugo es ajeno al comienzo del nuevo hospital, mientras el auditorio sigue siendo otra de las asignaturas pendientes. A ritmo de tortuga, la ciudad seguirá su lento progreso, salvo ese impulso vertiginoso que le impondrán los candidatos electorales. Ya verán como entonces habrá amnistía para la crisis, hasta el día después de las elecciones.