Los lucenses amantes de las setas están de enhorabuena, porque el cambio climático les permitirá encontrar en Galicia especies que, hasta ahora, solo se veían en terrenos con climas cálidos como Andalucía o Extremadura o, incluso, tropicales. El presidente de la Sociedade Micolóxica Lucus, Julián Alonso Díaz, dio ayer la primera sesión de los dos cursos de micología -Iniciación y Perfeccionamiento- que impartirá a lo largo del mes en el centro social Uxío Novoneyra.
Alonso explicó por teléfono que, en los últimos años, ha habido una evolución «muy ligada al cambio climático que permite que en Galicia y en Lugo estemos encontrando setas más propias del Sur». Es el caso de la Amanita Ponderosa -conocida vulgarmente como grumelo o gurumelo- que, según señaló Alonso, «se vio en Ourense hace dos años y es muy típica de Andalucía y Extremadura». Más sorprendente es que se haya encontrado en Galicia la seta Aseroë Rubra que «es una especie tropical muy llamativa porque tiene forma de anémona», dijo Alonso antes de concluir que, «en general, especies de clima mediterráneo se ven en mayor cantidad. Antes, algunas no encontraban medio para desarrollarse aquí y ahora sí».
En sentido contrario, en Galicia todavía no hay riesgo de extinción de especies, como sí está ocurriendo en otras regiones del centro de Europa, «en las que ha afectado mucho la lluvia ácida, y hay una importante reducción de especies que viven ligadas a los árboles», señaló el experto.
Mayor interés
El presidente de la Sociedade Micolóxica Lucus ha observado que en la última década ha aumentado mucho el interés de los lucenses por las setas. «Antes, se cogían más para exportación. En Galicia pasamos de ser un pueblo que aborrecía un poco el mundo de los hongos a ser de los más interesados», explica.
Esto, a la larga, puede influir en la conservación de las especies más comerciales o sabrosas. Julián Alonso declaró que «aquí seguimos teniendo cantidad, pero ahí quien habla de que la mayor recolección, la pérdida de hábitat y otros factores podrían llegar a influir». En cualquier caso, explicó que «el mundo de los hongos está un poco olvidado» en cuento a las declaraciones de especies protegidas, por lo que afirmó que «a las especies raras hay que dejarlas. Es cierto que nosotros solo vemos una parte del organismo, pero a las que se reproducen por esporas, es mejor dejarlas», concluyó.
En los cursos que comenzaron ayer hay clases teóricas y salidas al monte el fin de semana para poner en práctica lo aprendido. Según dijo Alonso, la ruta se marca a última hora para ir a sitios con variedad.