Uno de los acusados por el crimen de los Urquijo reaparece 23 años después de haberse dado a la fuga
LUGO
Javier Anastasio fue acusado como coautor del asesinato de los marqueses de Urquijo en 1980, pero huyó antes del juicio, en el que la Fiscalía pedía 60 años de prisión para él. Pero ahora, 23 años después de haberse dado a la fuga, en 1987, aparece en una larga entrevista publicada por la revista Vanity Fair . La Justicia declaró prescrita la causa seguida contra él debido al tiempo transcurrido.
Anastasio asegura en la entrevista que fue uno de los magistrados del tribunal quien le aconsejó que se diera a la fuga. «Un juez honesto y decente que formaba parte del tribunal que iba a juzgarme me dijo que me fuera, que iban a condenarme».
Además, Anastasio afirma que no asesinó a los marqueses de Urquijo y que el día del doble crimen, el 1 de agosto de 1980, ni siquiera llegó a entrar en la casa donde se cometió el asesinato y se declara «absolutamente convencido» de que tampoco Rafael Escobedo -yerno de las víctimas, condenado a 53 años de prisión y que se suicidó en la cárcel en 1985- fue el autor de las muertes.
Aunque nunca ha llegado a ser juzgado y por tanto no ha sido declarado culpable, la sentencia del Tribunal Supremo que en 1991 condenó a otro de los implicados, Mauricio López-Roberts, como encubridor del caso Urquijo, señalaba que este conocía que Escobedo y Anastasio fueron en coche al chalé de los marqueses la noche del crimen. La resolución, dictada en la causa en la que debía haber sido enjuiciado Anastasio, añadía que este y Escobedo accedieron a la vivienda rompiendo un cristal de la puerta de la piscina y practicando un agujero en otra de madera y que Rafael dio muerte con una pistola a sus suegros mientras dormían.
Volvería a hacer lo mismo
El tribunal añadió que López-Roberts conocía también que Anastasio tiró los utensilios empleados en la carretera de San Martín de Valdeiglesias (Madrid) y el arma en el pantano de San Juan. En sus declaraciones a Vanity Fair , Anastasio -que huyó de España en diciembre de 1987- sí admite haberse deshecho del arma y dice: «Coger la pistola y hacerla desaparecer fue el error de mi vida [...] Aunque pensándolo, con los años, quizá aún sabiéndolo hubiera hecho lo mismo».