Candidatos

José Ramón Ónega

LUGO

19 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Decía Winston Churchill que la política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa: en la guerra podemos morir una vez; en política muchas veces. Ahora, con las elecciones a la puerta, la fiebre se dispara con la designación de los candidatos a las alcaldías. Todos los partidos andan, con el candil en la mano, como el filósofo de Grecia, buscando los que tienen mejor imagen, los que sean capaces de cosechar mayor número de votos. Pero, ¿son los mejores, los más honrados, los más dispuestos a sacrificarse por el pueblo al que van a servir? Esta es la cuestión.

Todos quisiéramos que se eligiese al mejor. ¿Quién es el mejor? Para unos el mejor sería el que nos gestione nuestros intereses personales: económicos, profesionales, morales. El que nos cae más simpático o cercano por su disposición personal. Para otros, aquel que se halla más cerca de nuestras aspiraciones o valores. O sea nuestro vecino. O que me puede colocar al hijo. O llevarme un camino asfaltado a la finca. O ideológicamente responde a mis ideales y creencias. La disposición de dar el voto es tan variada como polémica.

Los partidos saben que si aciertan en la designación aseguran el resultado. Pero lo que no debieran olvidar los electores es que la persona a la que elijan sea honrada. Señalaba con humor Guinon que cuando no se elige al más animal de todos parece que no es realmente democracia. No es para tanto, pero hay que pensarlo. No sé lo que harán en otros lugares, pero los de Lugo seamos juiciosos.