Lino de la Torre es un personaje que encaja perfectamente en el grupo de los singulares. Sin aspavientos, dejó su casa natal en Piugos tras aprender música, tocó en la banda militar que ayudó a crear, recorrió la Península con las orquestas del circo Price y del de los Hermanos Tonetti, fue al conservatorio y tocó en las más conocidas salas de Madrid, se desprendió de una empresa de construcción para dedicarse a la música, fundó las orquestas Kalú 96 y Max 2000, todavía da clases un día a la semana en Paradela y dirige la banda. Un hombre a un saxofón pegado.
Casas Novas es en la actualidad una zona con viviendas de urbanitas, pero en su infancia las únicas edificaciones eran las de los propietarios de las parcelas que producían patatas, trigo y nabos, entre ellas las de su familia. La parroquia tenía una pequeña banda, porque las orquestas aún no se conocían, que generó en Lino el interés por la música. Asistió en Lugo a las clases de los maestros Carricoba y Méndez, director de la Banda Municipal. Con 18 años se presentó voluntario para cumplir con el Ejército en Lugo y colaboró con Francisco Méndez en la creación de la Banda Militar de Zapadores, en la que ejercía de subdirector, a la vez que perteneció a la Municipal de Lugo durante dos años.
«A gama dos saxofóns tocaba completa e toquei tamén o clarinete, e en Madrid incluso o violín», afirma este músico de inusuales escenarios. «Marchei a Madrid co circo Price e tamén toquei no dos Hermanos Tonetti, que tiñan orquestras propias e con moi bos músicos». La oportunidad le surgió porque durante una gira del Price, al llegar a Lugo le hacía falta un saxofonista y a través de la Banda Municipal sugirieron el nombre de Lino. Lo fueron a buscar a su casa de Piúgos, a la que acababa de llegar tras tocar en una fiesta con una pequeña orquesta, aceptó sin pensarlo mucho y al día siguiente se marchó con ellos, «e nunca me arrepentín», dice ahora.
En la época álgida del espectáculo circense a principios de los años 50, el Price era uno de los mejores, con un local estable en el centro de Madrid que, con sus 1.200 butacas, era la sala más grande del Foro. Pasó más de medio año sin regresar a Lugo y durante dos alternó las giras por España con las actuaciones a diario en el teatro madrileño del Price. También aprovechó para estudiar en el conservatorio y, examinándose por libre, aprobó cuatro cursos en la mitad de tiempo. Después tuvo una oferta mejor y se pasó al Atlas, de los famosos Hermanos Tonetti, con los que estuvo otro año, en el que también remató la carrera de saxofón.
Como el Price tenía espectáculo todos los días, su orquesta estaba formada por una decena de músicos experimentados, algunos pertenecientes a la banda madrileña, que hacían de refuerzo cuando la orquesta alcanzaba la veintena de componentes. «Facíase música de moita calidade e incluso na propia orquestra tiñamos un número de exhibición». Durante el invierno iban circos de otros países europeos y en las actuaciones tocaba la orquesta titular. «Por alí tamén pasaban as mellores atraccións de España para participar en festivais de carácter benéfico, porque se celebraban moitos no Price».
Pasapoga y Alberto Cortez
Aunque matiza que nunca se dedicó a golfear, Lino de la Torre recuerda lo bien que lo pasó y lo disfrutado durante las giras, al margen de la música. «Nos ratos libres, hoxe estabamos paseando por San Sebastián e dous días máis tarde podiamos ir á praia no Mediterráneo; ademáis, como eramos do espectáculo tiñamos entradas gratis en case todos os locais públicos».
Guarda muy buenos recuerdos de los hermanos Tonetti, con los que alternaban a menudo los trabajadores del circo. «Como había que anuncialo con antelación, o día anterior iamos todos xuntos facer propaganda e frecuentabamos as zonas de máis ambiente». Pese al nombre artístico italiano, eran los santanderinos Antonio y Manolo, que se habían iniciado en el Circo Americano y fueron grandes cómicos. En una ocasión asistieron a una comida en la casa natal del músico lucense.
En 1955 dejó el circo y se pasó a las orquestas, que pagaban entre 150 y 200 pesetas diarias. Estuvo en algunas de las salas de baile más conocidas de Madrid y tocó en la orquesta de Andrés Moltó, en la de Juanito Sánchez en la sala J?Hay, y en las salas Villarrosa y Pasapoga. «Nesta toquei con Alberto Cortez, pero non co arxentino que coñece todo o mundo, que se chama realmente José Martínez Gallo, senón con outro que se chamaba así, ao que este lle acabou comprando o nome». El auténtico, peruano, se marchó a Bélgica y cuando regresó se encontró con otro cantante con el mismo nombre, por lo que la cosa acabó en el juzgado.
Lino de la Torre Barrio
81 años
Músico y ex constructor
El templete de la música en la Praza Maior, símbolo de un mundo en el que aún sigue.