Rastros de la movilidad de las poblaciones

La Voz

LUGO

09 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Las piezas ornamentales halladas en los yacimientos lucenses, en opinión de los investigadores, pueden proporcionar pistas de gran valor sobre el modo de vida de los antiguos pobladores del noroestes ibérico. En este aspecto, las conchas de molusco de Valdavara presentan un interés especial, ya que sugieren una relación entre los asentamientos del interior y los de la costa sobre la que todavía hay mucho que investigar.

Los arqueólogos no saben con certeza si estas conchas marinas proceden de la costa atlántica o de la cantábrica, pero se inclinan más por esta última posibilidad. «Es lo más probable por razones de proximidad geográfica -señala Arturo de Lombera- y es muy posible que el valle del río Navia sirviese como un corredor entre las zonas montañosas del interior y el litoral».

Según los investigadores, los habitantes paleolíticos de Becerreá pudieron haberse desplazado a la costa de forma periódica, pasando allí los inviernos y volviendo a la montaña en verano. Esta movilidad estacional se ha registrado en otros yacimientos de la Península. En tal caso, ellos mismos habrían recogido en la playa las conchas con las que fabricaron el colgante.

Economía de trueque

Pero también cabe la posibilidad de que las conchas de Dentalium haya llegado a Valdavara mediante una forma primitiva de comercio. Los antiguos habitantes de esta cueva pudieron haberlas recibido a cambio de otros materiales. Los rastros de esta economía de trueque se han detectado en yacimientos paleolíticos de la zona oriental del Cantábrico y del sur de Francia. Según apunta De Lombera, «este intercambio de materiales se extendía por territorios de hasta quinientos kilómetros, así que no sería imposible que se hubiese dado también entre la montaña lucense y la costa cantábrica».