Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Políticas de apoyo a las damnificados de la crisis

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO

10 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Lugo, ya se sabe, es una tierra que pierde población y envejece. Lugo es una provincia con 24.808 parados que se felicita porque hay 849 menos que en el cómputo anterior. La de Lugo, según se ve, es una provincia fácil de contentar, aunque hay 9.313 lucenses en edad de trabajar que ni tienen ocupación laboral ni son beneficiarios de prestación, subsidio o renta activa. El socialista José Ramón Gómez Besteiro cree que los planes de empleo que promueve la Diputación que preside tienen que ver en que Lugo haya sido en marzo la única provincia gallega en la que bajó el paro. Bien está si así es, pero en la provincia despoblada y envejecida que es Lugo hay miles de ciudadanos desempleados que sufren «la soledad del marginado», que saben por experiencia, como avisa Josep Ramoneda, que «la ley de hierro del capitalismo exige que el progreso sea individual y la miseria también».

Del paro, de la crisis y sus consecuencias conocen mucho las organizaciones humanitarias que se dedican a socorrer a los que precisan ayudan para comer, para llegar a mañana. Luis Abelleira, en representación de Cruz Roja, firmó días pasados un convenio con el alcalde, López Orozco, para dar apoyo a los que duermen al raso, a los que la sociedad de la opulencia aparcó al margen, con frecuencia agarrados al flotador del vino barato y peleón. La marginación, aclara Ramoneda, «es la más impenetrable de las fronteras invisibles que crea la sociedad; cuando se sale de las murallas de la ciudad es muy difícil volver a penetrar en ellas». Cruz Roja, Cáritas y así intentan poner en el camino de regreso a los que enfilaron la senda de la marginalidad.

En estos días de crisis, la imposibilidad de hacer frente al pago de las hipotecas pone en situación difícil a no pocos lucenses. Por iniciativa del Bloque, el pleno de la corporación lucense debatió una propuesta para exigir medidas para rebajar la presión sobre los hipotecados cuando estos pierden el empleo. Los nacionalistas de Antón Bao sufrieron una emboscada dialéctica del político zumbón y curtido que es José Manuel Barreiro, pero hubo acuerdo, claro. Está por ver la eficacia de decisiones así, que ya escribió José Luis Sampedro en ocasión reciente que «el dinero y sus dueños tienen más poder que los gobiernos».

La intervención en el pleno municipal del senador Barreiro ofrece también una lectura en clave interna del PP. Por comparación, a las del candidato a la alcaldía, Jaime Castiñeira, se le notan aún las rigideces del guión, la falta de chispa en la réplica. Le falta eso que aporta la seguridad que permite a Pedro Calvo, lucense que ejerce como concejal de seguridad de Madrid, comentar con desparpajo ante los informadores la sorpresa que le produjo que el periodista Arcadio Silvosa figure en la lista electoral del PP lucense: «¡Coñ- , ese cambio tiene mérito!». Y es que no eran muchos los que situaban a Silvosa en la órbita política del PP, debido, en gran parte, a los medios de comunicación en los que prestaba sus servicios profesionales.

En el debate preelectoral, el paro tiene protagonismo especial; lo tendrá también en la campaña propiamente dicha y en ella, contra el fantasma del desempleo, habrá de emplearse a fondo el socialista José Blanco que, si se cumplen las previsiones, hoy está de nuevo en la capital lucense. Hacen bien en preocuparse los políticos. Incluso en la provincia envejecida que es Lugo 24.808 parados son muchos parados. Incluso ellos, los políticos, pueden quedar en el paro.

Muralla romana

En el Partido Popular dicen que la Xunta ultima el plan de mantenimiento del monumento; de momento, las hierbas ganan terreno y cabe el riesgo de que llegue el verano y las cosas sigan como están.