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Secretos y singularidades que el Virxe dos Ollos Grandes esconde

b. lázare LUGO / LA VOZ

LUGO

Fueron necesarios 14 años para sustituir el hospital construido en el 65

20 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Como si se tratase de un crustáceo, el Sanatorio Nosa Señora dos Ollos Grandes acaba de mudar su caparazón sin dejar de estar operativo en ningún momento. Esa fue una de las principales particularidades de esta obra desde el punto de vista técnico, pero no la única, según los arquitectos autores del proyecto y responsables del control integral de la realización de los trabajos, Jorge Salvador Fernández, Manuel López Guitar y Alberte González Rodríguez, del Gabinete de Arquitectura e Urbanismo (GAU). Un proceso que duró 14 años, la multiplicación por siete de la superficie construida y la ejecución de la obra en un recinto histórico, saturado de tráfico y entre medianeras, son otros datos que dan idea de la complejidad.

En 1997 Manuel López Pardo y sus hijos se plantearon ampliar el sanatorio construido en 1965 porque, pese a las sucesivas mejoras, se había quedado pequeño y sin posibilidad de aumentar. Adquirieron las dos casas colindantes por el oeste y fue tramitada la modificación puntual Plan Especial de Protección do Recinto Histórico. Tras la eliminación de los edificios comprados, comenzó la primera fase, que incluyó las excavaciones arqueológicas.

Doce metros bajo tierra

En líneas generales, partiendo de un hospital rectangular que en una segunda fase tendría que ser demolido, se trataba de hacer un sanatorio en forma de U, con un gran patio central. Este también tiene la misión de llevar la luz natural lo más abajo posible, dado que hay tres sótanos con una profundidad total de 12 metros, según señalan los integrantes de GAU, a los que se sumó durante el largo proceso otro socio, Jorge Gómez Cereijo.

Demolición, excavación, cimentación y construcción fueron realizados con habitaciones ocupadas por personas enfermas y quirófanos en pleno funcionamiento a escasos metros, y con un edificios a ambos lados. Esta situación obligó a tomar especiales medidas, como la construcción de muros y anclajes, algunos de los cuales en la segunda fase tendrían que ser eliminados. Las máquinas trabajaban en espacios reducidos, casi sin zonas de acopio, y la primera ala nueva debía prestar todos los servicios hospitalarios y, a la vez, quedar concebida para que al final resultase un todo homogéneo.

nuevo sanatorio el más reciente y moderno edificio del casco histórico