El fútbol, en general, y el español, en particular, está dirigido por un hatajo de descerebrados. Solo tiene valor el dinero, sin más. No se entran a analizar los efectos perversos de unas medidas demenciales, que perjudican a todos y no benefician a nadie. A nivel FIFA o UEFA solo importan los dividendos, en detrimento de los calendarios, que parecen hechos por dementes al servicio de las multinacionales. En pleno estío y a 72 horas del comienzo de nuestro campeonato profesional de fútbol, surge este absurdo bolo veraniego con Ecuador con un único afán recaudatorio del señor Villar.
Al mismo tiempo, la Liga Adelante aún no se sabe muy bien con qué participantes contará, después de un rosario de denuncias de presuntas compras de partidos o falseadas documentaciones constitutivas de sociedades anónimas. Parece haberse librado el Alcorcón de la quema, pero continúan sub júdice otros como Hércules, Racing, el propio Deportivo y Levante, en Primera, bajo sospecha de compra y venta de partidos. ¿Qué clase de competiciones se juegan en nuestro fútbol, con presuntos implicados inmersos en esas corrupciones y con el calendario en plena vigencia? ¿Es esto mínimamente serio, como el hecho de que los más endeudados todavía se permitan arrebatarle a los más saneados jugadores en el mercado? Es probable que el Deportivo le birle al Lugo al delantero Borja Bastón. Con ciento sesenta millones de pasivo, a Lendoiro se le permite seguir presidiendo el club blanquiazul y pujar en el mercado como si nada. ¿Es o no un mundo de locos? Como lo es cada año la confección de los calendarios de Segunda B, que se desconocen hasta la víspera del campeonato.
Para el Lugo comienza mañana esta Liga Adelante, a la cual llega sin cerrar la plantilla a la espera de ese ansiado delantero, con un denominador común: la incógnita deportiva de su futuro, tras la última remodelación. Que haya suerte.