Fue un debate intenso, un debate entre dos formas de entender el actual proceso democrático y entre diferentes experiencias generacionales. Pero al final, hubo acuerdo y en noviembre se reunirá la comisión municipal del callejero para decidir qué nombres relacionados con el franquismo se caen de las placas que dan nombre a las calles lucenses. Pero también para abordar las demás cuestiones relacionadas con el callejero, como las propuestas del PP para poner a una calle el nombre de Manuel Fraga y a otra el de Fuxan Os Ventos.
Bao expuso la propuesta de su grupo con alusiones al número de víctimas de la represión franquista en el municipio y en la provincia. Citó la obra Atila en Galicia, de Castelao, y la sugerencia de un grupo de trabajo de la ONU para revisar la ley de amnistía de 1977. Recordó los casos en los que afines o representantes del PP han incurrido en los últimos meses en la práctica de gestos fascistas o exhibido sus símbolos. Hizo una dura crítica a la Transición y aludió a los llamados Siete Magníficos.
El socialista Orozco, por su parte, dijo que con la Constitución de 1978 se consolidó la derrota del franquismo, aunque es preciso -opinó- estar atentos a los brotes ultraderechistas. Pero se apuntó a desvincular al PP de tales brotes e incluso citó a González Pons: «Quien hace gestos nazis o fascistas no merece estar en el PP». Hizo una cerrada defensa de la Transición y de algunos de sus protagonistas y recomendó a Bao, nacido en democracia, que repase la historia reciente. Castiñeira se negó a aceptar lecciones de democracia y recordó que en su familia hubo víctimas de la represión franquista.