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El Castroverde y el Monterrey reabren sus puertas al público

Lucía Rey
lucía rey LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Oscar CelaOscar Cela

Dos negocios clásicos que estaban cerrados inician una nueva andadura

21 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El restaurante Castroverde y la cafetería Monterrey, dos clásicos de la hostelería de Lugo que llevaban tiempo cerrados, acaban de iniciar una nueva etapa. El primero, situado en la Rúa Progreso, abrió ayer por la tarde sus puertas de la mano del cocinero fonsagradino José Lastra Rodríguez. «Con 36 anos e 13 de experiencia, era o momento de facer algo por min. Ou o facía agora ou non o facía nunca», destacó el profesional, que fue jefe de cocina del mesón lucense Canedo y de la marisquería A la brasa, de A Coruña. Portal 36, el nombre con el que ha rebautizado al antiguo Castroverde, nace con la meta de convertirse en la cafetería de referencia de una calle en la que llegaron a funcionar a la vez media docena de locales hosteleros, como el Divey, la Calvo, el Paramés e incluso una chocolatería. Con ese objetivo, Lastra ha reformado de arriba a abajo un local que también acogerá exposiciones de arte. La primera es de cuadros del artista de Burela Francisco Amat. «Abriremos todos os días ás sete e centrarémonos nos desaiunos pola mañá, e nunha boa cociña cun bo servizo o resto do día», apuntó el hostelero, que estará rodeado de un equipo de tres personas con experiencia en el sector. El único pero que ha tenido por ahora es la burocracia, cuyos trámites, lamenta, se prolongan «máis do esperado».

En Alfonso X

Recuperar la filosofía de la cafetería Monterrey original, tanto del tiempo que estuvo en la calle Doutor Castro como en su primera etapa en Alfonso X, en Acea de Olga, es lo que pretenden Vicky Fernández y Manuel Folgueira. Este matrimonio lucense reabrió hace una semana el emblemático negocio, y parece que la clientela responde. «A xente estaba desexando que reabrise. É unha responsabilidade manter o nome á altura», reconoció Vicky. «Vamos ir co ritmo que tiña nos seus inicios», detalló Manuel. La pareja tiene experiencia en el trabajo conjunto. «Traballamos xuntos na hostelería de recén casados», bromearon, antes de recordar que tuvieron el mesón O Castillo, en Campo Castelo, en 1990. En esta andadura cuentan con Elena, la cocinera del viejo Monterrey y conocedora, según explican, de los secretos de los churros que cautivan a muchos lucenses. A mediodía sirven tapas, raciones y platos combinados. Agradecen la colaboración de Antonio Fouz, el antiguo propietario, que cerró al jubilarse, y de su mujer, Carmen Silva. «Estanse molestando un montón por nós e polo local», destacaron.