Los alumnos de este centro consiguen su abono de una pequeña granja
11 ene 2015 . Actualizado a las 04:58 h.Un huerto ecológico es la temática para los diferentes colegios que participan este año en el proyecto de Voz Natura, impulsado por la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre. La escuela Waldorf Meniñeiros, de Friol, se ha volcado en la creación y cuidado de un espacio de plantación para que los alumnos aprendan de una forma dinámica y divertida.
Para que la experiencia sea completa, los niños de esta escuela friolense elaboran sus propias semillas, lo que les permite conocer el ciclo completo de la naturaleza vegetal. Las consiguen a través de la experiencia de los agricultores de la zona, que cuentan con el conocimiento de décadas que transmiten a los alumnos.
El huerto se desarrolla y crece sin la utilización de pesticidas ni con ningún tipo de químicos. Los pequeños aprenden a cultivar, pero además a comprender qué productos se dan en la zona en función de la climatología y el suelo gallego. A la vez, experimentan el significado de los productos de temporada.
Una pequeña granja ubicada en las instalaciones de la escuela es muy beneficioso para abastecer el huerto con abono ecológico, que complementan con otras actividades como el cuidado de las aves. Han creado unas cajas nido para el asentamiento de aves insectívoras en la zona. Esto ayuda a que el huerto crezca saludable manteniendo a raya a los gusanos, insectos y otras plagas que pudieran poner en peligro el buen funcionamiento de la huerta. Las aves insectívoras no son la única defensa contra las plagas. En las inmediaciones del huerto se han creado unos pequeños refugios que sirven para el asentamiento de erizos, muy beneficiosos para atajar las plagas de caracoles y babosas que pudieran darse en la huerta.
Todo un pequeño ecosistema, pues, a través de una actividad en principio tan sencilla como el mantenimiento del huerto. Los pequeños, coordinados por Anxo Cubero Fernández, aprenden en este centro Waldorf de Friol los mecanismos de la naturaleza para crear, producir y proteger sus propios frutos.
Anxo Cubero nos cuenta que todos los alumnos de la escuela participan en este proyecto. «Lo hacen -dice- organizados por edades y con diferentes grados de implicación. Queremos que los niños se involucren y hacemos algo dinámico para que todos puedan tocar». Es la filosofía de esta escuela para que todos tengan la oportunidad de aprender de la naturaleza.
Crearon refugios para los erizos, eficaces contra los caracoles que destrozan el cultivo
Todos los alumnos están implicados en la huerta, pero organizados por edades