Asegura que el sexo fue consentido y la víctima lo niega
20 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Hoy quedará visto para sentencia el juicio en el que un vecino de Monforte se arriesga a una condena de más de diez años de cárcel por una acusación de agresión sexual. En la primera sesión del juicio, Víctor P. admitió ayer que había mantenido relaciones sexuales con la mujer, pero aseguró que habían sido consentidas y negó haberla forzado.
En cambio, la víctima confirmó ante el tribunal lo que le dijo en su momento a la policía. Que se subió engañada en el coche del procesado pensando que iba a llevarla a su casa, pero que en vez de eso el hombre condujo hasta un paraje solitario junto al monte Marroxo y allí le pegó y la violó.
La primera sesión del juicio, que se celebra en la Audiencia de Lugo, empezó con la declaración del acusado. Víctor P. se presentó en la sede judicial a cara descubierta y no se molestó en ocultar su rostro en ningún momento. También llegó sin custodia policial ni grilletes, porque se encuentra en libertad a la espera de que la sentencia diga si tiene que ingresar o no en prisión. «Lo pasamos bien», dijo ayer ante los jueces que firmarán esa sentencia cuando le preguntaron por lo ocurrido aquella noche del 4 de julio del 2014 en la que se produjeron los hechos.
En un Seat Málaga
El procesado contó ayer que se puso a charlar con la víctima cuando los dos estaban en un bar situado junto al río en el paseo del Malecón de Monforte. Según él, los dos habían bebido alcohol y decidieron subirse a su coche con intención de ir a algún lugar donde poder mantener relaciones sexuales. En su descargo, alega que si ella no hubiese querido a él le habría sido «imposible» consumar el acto sexual dentro de un coche como el suyo, un viejo Seat Málaga.
El procesado no tiene una explicación para el hecho de que la mujer asegure haber sido violada. A ese respecto, solo acertó a decir que la vio nerviosa cuando se disponían a marcharse de vuelta a Monforte ella no encontraba su teléfono móvil. Tampoco tiene explicación para las marcas que ella presentaba en los brazos, el pecho y la cara, y que quedaron constatadas en la revisión médica que le hicieron aquella noche en el hospital de Monforte.
Tras él declaró la denunciante. Separada del acusado por un biombo, la mujer contó que si se subió al coche fue porque en el bar hablaron de un cabo de año al que ella asistiría al día siguiente y él se ofreció a llevarla porque también tenía pensado ir. Cuando ella decidió que se marchaba a casa, él propuso llevarla para así averiguar dónde tenía que recogerla al día siguiente.
Tirarse sería suicida
De acuerdo con su relato, pasaron frente a la casa en la que ella vive, pero él no se paró. En vez de eso, siguió conduciendo a gran velocidad. Sin respetar siquiera los semáforos en rojo, salió del casco urbano y fue en dirección al monte Marroxo por la carretera de Gullade. Asegura que pensó en tirarse del coche, pero que no lo hizo porque en esas condiciones habría resultado suicida.
La denunciante sostiene que trató de resistirse dándole un rodillazo, pero que él la agarró con fuerza y la redujo a base de propinarle «hostias en la cara». Llegó a temer por su vida, dijo ayer.
El juicio proseguirá hoy. Los forenses explicarán en la vista oral la naturaleza de las lesiones que presentaba la denunciante.