«El gran showman»: ¿arte o puro divertimento?

Suso Varela Pérez
Suso Varela CRÍTICA DE CINE

LUGO

10 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El cine musical es una cuestión de fe. Ya saben, eso de estar hablando y de repente ponerse a cantar y bailar requiere de una magia por parte de los autores de la película y una predisposición del espectador que ni siquiera el cine de ciencia ficción llega a conseguir. Sea comedia o drama, el musical es el género que mejor ha sabido reflejar la dicotomía entre arte y espectáculo.

Ahora llega a la pantalla la nueva propuesta de los músicos de La la land. Se trata de El gran showman, dirigida por el novato Michael Gracey e interpretada por el siempre excelente Hugh Jackman, auténtico alma de la película. «El mejor arte es el que hace feliz a la gente». Esta frase pertenece a Phineas Taylor Barnum, el ¿genio? del circo que revolucionó el mundo del espectáculo en el siglo XIX en Estados Unidos y sobre la que se basa este musical que tiene todos los ingredientes del género, aunque su música y su coreografía son propias del siglo XXI. Ya saben, cuestión de fe.

La verdadera historia que se esconde detrás de los espectaculares números musicales y de la típica narración del hombre hecho a sí mismo es el eterno debate entre qué es el arte y, sobre todo, quién define lo que es bueno o malo en el mundo del espectáculo. No quiero avanzar nada, pero no es baladí que El gran showman ridiculice a la pomposa élite social que acudía al teatro y a la ópera y menosprecie a la minoría manejable y macarra. Para tipos como Phineas Taylor Barnum lo importante era la clase media que estaba despertando en el siglo XIX y que en el XX ya se encargó Hollywood de seguir ofreciéndole show business.

Una de las hijas de Barnum, que quiere ser bailarina de ballet clásico, le deja claro a su padre la diferencia: «Lo bueno es el trabajo duro, lo fácil es fingir». Efectivamente, el arte, aquel que apasiona, transmite y pervive en el tiempo solo se hace desde el talento, el trabajo duro y la reflexión. El resto, no dejan de ser fuegos de artificio, humo y puro artificio. Hace años que Hollywood siguió esta última senda, incluida El gran showman: puro entretenimiento visual, pero nada más.

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