Saúl de la Peña prepara una tesis sobre los efectos ambientales de los excrementos de las aves marinas en espacios protegidos
25 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El ingeniero de montes Saúl de la Peña, natural de Monforte, figura entre los autores de un estudio sobre el papel ambiental de los excrementos de las aves marinas que acaba de ser publicado por la revista científica Nature Communications. Este trabajo, realizado junto con otros investigadores de la Universidade de Santiago, guarda una estrecha relación con una tesis doctoral que tiene previsto presentar este año y que se basa en un estudio que llevó a cabo en Galicia y el sur de Francia.
-¿Cuáles son los objetivos de su investigación?
-En la tesis parto del artículo publicado en Nature Communications para señalar que los excrementos de aves marinas aportan nitrógeno y fósforo, que son elementos esenciales para la vida marina y terrestre, y analizo la repercursión de esos aportes en la conservación de especies vegetales endémicas de las zonas donde anidan las aves. Pongo como ejemplos las islas Cíes y el parque nacional de Calanques, cerca de Marsella, donde hice observaciones de campo.
-¿A qué conclusiones llega?
-Las observaciones indican que la presencia de poblaciones densas de aves como la gaviota patiamarilla pueden llegar a causar la desaparición de todas las especies vegetales endémicas en los ecosistemas donde anidan. Estos organismos no toleran el aporte excesivo de nitrógeno y fósforo que provocan los excrementos de las aves. En Calanques delimitamos varias parcelas y se pudo ver que en los lugares donde no están presentes las gaviotas patiamarillas esas especies se conservan bien. En las zonas donde hay una baja densidad de aves, los vegetales empiezan a desaparecer y donde hay una alta densidad, desaparecen del todo. Para conservar esas especies sería conveniente controlar las poblaciones de esa gaviota, que no es una especie amenazada sino que, por el contrario, es muy abundante en el Atlántico y el Mediterráneo.
-En cuanto a su futuro como investigador, ¿piensa que podrá seguir trabajando en Galicia o alguna otra parte de España después de doctorarse?
-Mi futuro no pinta muy bien para que pueda quedarme. Para conseguir una beca posdoctoral nos mandan fuera durante al menos dos años. Cuando estuve en Marsella me ofrecieron un contrato por dos años. Pero en España el futuro se presenta negro.
-¿Comparte entonces las quejas de muchos investigadores jóvenes sobre la falta de apoyos?
-Sí, y me extraña que no se proteste mucho más, tal como está la situación. Hay que ir tirando a base de contratos de duración limitada y mal pagados, y cuando acaba un contrato hay que esperar al menos un año para conseguir otro. Mientras tanto, tenemos que sobrevivir sin ningún ingreso. Así es imposible plantearse cosas como adquirir una vivienda o formar una familia. Además de la escasez de oportunidades, la poca retribución y la inestabilidad, las exigencias para las becas de investigación son altísimas. Piden presentar entre cinco y diez publicaciones en revistas de ámbito internacional, lo que está al alcance de muy pocos. Si se examina la cuestión, se ve que los jóvenes que investigan hoy en España lo hacen solo por vocación, porque la retribución económica y el reconocimiento que obtienen son mínimos.
«Espero que mi trabajo se tenga en cuenta en Galicia»
Saúl de la Peña espera que su investigación tenga una aplicación práctica en la gestión de espacios naturales protegidos.
-¿Cree que su trabajo será tenido en cuenta por las autoridades medioambientales gallegas?
-Espero que sí y que barajen las medidas que proponemos para controlar las poblaciones de aves que perjudican la conservación de especies vegetales raras en lugares como el parque de las Illas Atlánticas.
-¿En qué consisten?
-No se trata de matar aves, sino de adoptar iniciativas para mantener las poblaciones dentro de unos límites. Por ejemplo, se pueden instalar cuerdas para evitar que se posen y aniden en determinados lugares sensibles. En las Cíes se están haciendo pruebas en este sentido y ahora estamos a la espera de los resultados, pero todo apunta a que estas medidas de control son efectivas.
setas de o courel y os ancares
La micología es otro de los campos de actividad de Saúl de la Peña, que en el 2016 publicó una Guía micológica de la isla de Cortegada. El investigador monfortino está trabajando actualmente en la catalogación de nuevas especies de setas en diversas partes de Galicia y proyecta desde hace tiempo elaborar una guía micológica de las sierras de O Courel y Os Ancares. A la derecha, ejemplares de la especie Hygrocybe nitiosa en la isla de Cortegada.