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Los análisis de la sangre hallada en un coche vinculado con el crimen del Cash Récord de Lugo no aparecen

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

Óscar Cela

Tampoco se sabe dónde está el informe sobre la inspección que realizó la policía

01 may 2019 . Actualizado a las 21:46 h.

Entre las diligencias relacionadas con el doble crimen de O Ceao que el juez lucense Alberto Benéitez Antón no quiso practicar figura una relacionada con un coche, modelo Passat, de color blanco, que apareció abandonado en las proximidades del Cas Récord de O Ceao. En ese supermercado mayorista murieron hace 25 años Helena López, la cajera, y el reponedor, Esteban Carballedo. Los mataron a tiros. De la caja fuerte desaparecieron cinco millones de pesetas.

En el coche en cuestión aparecieron manchas de sangre en el asiento trasero. Se sabe, dijo ayer el abogado de la familia de las víctimas, Gerardo Pardo de Vera, que se tomaron muestras que fueron enviadas a analizar. También tuvo que ser elaborado un informe sobre el reconocimiento del vehículo que llevó a cabo la policía. Sin embargo no se sabe a dónde fueron a parar los documentos, tanto los relativos a la sangre como a la inspección ocular. Se perdieron. «Esto ya no nos sorprende ni lo más mínimo después de 25 años de una investigación chapucera», aseguró ayer Isabel López, la hermana de la cajera asesinada.

El abogado le solicitó al juez que lleva el caso, que identificara y citara a declarar a los funcionarios policiales que se ocuparon de la inspección científica en el Passat Blanco. Es este un último cartucho para tratar de esclarecer algo esencial en relación a ese vehículo. «Ni el acta de inspección, ni los resultados de los análisis aparecen por ningún sitio», destacó ayer el abogado. Supuestamente no están ni en la Policía Nacional, ni tampoco en la Local.

Hay todavía más con respecto a este asunto. Gerardo Pardo de Vera tuvo constancia de que en la comisaría existe un telefonema en el que se hace referencia a las muestras de la sangre y, al parecer, también a la Policía Local. Por eso pidió al juez que oficiara a la Municipal para tratar de aclarar el destino de las muestras. El juez tampoco atendió esta petición.

Asimismo, los familiares y su abogado plantearon al juez del caso que oficiara al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Lugo que, al parecer, tuvo constancia de la obtención de muestras en el vehículo para que informe si el documento obra en su poder.

«Es imposible no pensar que algo oscuro hay en relación con ese vehículo al comprobar que se nos niega la realización de las diligencias solicitadas. Es más, tenemos constancia de que nuestro abogado pidió que se le tome declaración al dueño del vehículo e incluso a otra persona que vio el coche. Los dos pueden ser portadores de valiosa información, pero el juez no lo tuvo en cuenta y dio carpetazo al asunto», dijo Isabel López.

En la comisaría se agachaban cuando la madre del reponedor iba toda las semanas a preguntar por el caso"

«¡Durante quince años nos tuvieron engañados! ¡Quince años diciéndonos que estaban en el buen camino y que tuviéramos paciencia! Mantuvimos esas esperanzas porque nos engañaban en la comisaría. Decían que todo iba muy bien. La policía, los fiscales, los jueces... todos pasaron de nosotros. ¡Creíamos que trabajaban! Todo era: no se preocupen que estamos investigando y esto va para delante. Eso es lo mismo que le decían a mi suegra que, desesperada, acudía casi todas las semanas a la comisaría en busca de noticias sobre el asesino de su hijo. Llegó un momento en el que se le escondían para que no pudiera preguntar por su hijo Esteban». Este es una parte del recuerdo de Veli Sánchez, cuñada del reponedor asesinado. Los padres del joven acabaron falleciendo sin saber quién o quiénes mataron a su hijo.

Veli Sánchez acudió al Cash Récord con su esposo hace 25 años. «Nos avisaron sobre las diez menos diez de la noche, diciéndonos que hubiera un percance y que subiéramos a O Ceao. Estaba la policía, el coche fúnebre... Elena, la cajera, estaba sentada en su silla y mi cuñado más adelante en una zona de estanterías. ¡Fue horrible! Solo puedo decir que entraron por ellos a matar, como si fuera una escena de una película de vaqueros», apuntó esta mujer.

«Mi cuñado posiblemente les abrió la puerta porque los conocía. Fue sobre las ocho menos veinte de la tarde y Esteban cerraba a las siete y media. Recuerdo que a él no le tocaba trabajar esta tarde, pero el encargado le pidió que le hiciera ese turno. Por cierto que las llaves del establecimiento nunca llegaron a aparecer», expresó esta mujer que participa activamente en todas las iniciativas para reclamar justicia.

«La investigación fue mucho más que chapucera. No tiene nombre. A la hermana de Elena tardaron 18 años en llamarla a declarar; a mi marido, ni lo llamaron. Empezaron a moverse algo cuando vieron que empezamos a luchar y a decir que no creíamos en la justicia», recordó Veli Sánchez.