Sánchez-Montaña mantiene que unas catas arqueológicas podrían desvelarlo
27 may 2019 . Actualizado a las 01:47 h.Las obras de descontaminación y saneamiento que se están llevando a cabo en el Carme podrían ser una buena ocasión para realizar catas arqueológicas. El arquitecto Carlos Sánchez-Montaña lleva años defendiendo que bajo las tripas del barrio descansan los restos de un anfiteatro y una palestra de la época romana, un conjunto valioso para el patrimonio de la ciudad.
«Mi hipótesis puede ser discutible, pero aquí nadie ha venido a investigar qué es esto», argumenta. Parte de la elipse del recinto, en la antigüedad destinado a acoger espectáculos y juegos, puede verse todavía recorriendo lo que sería el Decumanus maximus, la vía de entrada principal a la ciudad en la época romana. Este experto en urbanismo está convencido de que las piedras de los muros se usaron para sillares de la Muralla, pero cree que una excavación apropiada revelaría los cimientos originales. «Lo que está debajo de esto tiene una forma muy concreta», dice.
La redacción del proyecto de la actuación en el Carme, incluida en la estrategia DUSI, especifica que durante la fase de excavación «se prevé el control arqueológico a pie de obra de acuerdo a los requisitos exigidos» por ley. Además, los trabajos requerían la autorización del Concello y de la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria de la Xunta de Galicia, «a efectos -precisamente- de autorización del control arqueológico en fase de excavaciones».
Las obras, con excavaciones, se llevan a cabo donde Sánchez-Montaña defiende que están los restos de la palestra romana, un espacio de planta rectangular destinado a eventos menores como lucha o boxeo. Los trabajos incluyen la pavimentación de parte de la calle Vicedo, donde estaría ubicada la palestra
Sánchez-Montaña desconfía, sin embargo, de que se haya examinado la zona a conciencia antes de proceder con los trabajos. Cree que la musealización de la cloaca no resuelve el valor arqueológico que existe en la zona y teme que nuevas actuaciones puedan destruir la riqueza de los restos romanos que subyacen bajo tierra.
El conjunto que se conformaría en la zona sería lo valioso, según el arquitecto
«Lo potente es el conjunto», explica Carlos Sánchez-Montaña mientras recorre el espacio existente entre el muro que separaría la arena de las escaleras. Sostiene que el edificio no sería un anfiteatro al uso, enteramente de piedra, sino que habría tenido una estructura de piedra y una gradería de madera: parecido al excavado en León hace unos años.
El arquitecto asegura que en el anfiteatro de Mérida se puede comprobar la existencia de la cloaca general del edificio, en posición coincidente con el eje menor del mismo, exactamente como ocurriría en la cloaca de Lugo respecto al posible anfiteatro.
Situado en el exterior de la urbe, en el camino de acceso a la puerta principal de la ciudad, los restos de los muros actuales conservarían la forma elíptica original del anfiteatro y la palestra haría del conjunto algo poco habitual. Los muros que delimitarían este espacio se situarían en las inmediaciones de la calle Videdo.