Subir al cielo de Os Ancares caminando entre nubes

María Guntín
María Guntín OS ANCARES / LA VOZ

LUGO

Un vigilante de Medio Ambiente hace labores de observación en el corazón de la reserva de Os Ancares
Un vigilante de Medio Ambiente hace labores de observación en el corazón de la reserva de Os Ancares Carlos Castro

La subida al pico Mustallar, a 1.935 metros de altitud, permite disfrutar de la fauna y flora características de la comarca ancaresa. Aunque hay tramos difíciles, en la cima aparece un paisaje idílico e incomparable.

05 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Montañas, animales y árboles conforman el espectáculo natural que ofrece la comarca de Os Ancares, en la zona más oriental de la provincia de Lugo. Con unas vistas privilegiadas, la sierra destaca por su alto valor paisajístico, pero también por la fauna y flora que alberga. Desde lobos a rebecos, la Reserva Nacional de Caza de Os Ancares es el mayor espacio natural de Galicia, un tesoro que destapa rutas y aldeas que marcan la frontera natural entre Galicia, Asturias y Castilla y León.

La sierra de Ancares, espacio declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco hace 15 años, alberga varios picos que rozan los 2.000 metros de altitud. El mejor momento para apreciar una panorámica de las montañas es al amanecer y lo ideal, o mejor dicho, lo más espectacular, es estar en la cima cuando el sol lucha por salir. Entonces, aparece una gama de colores que colisiona con los picos nevados. A primera hora de la mañana y a última de la tarde son también los instantes más favorables para ver a la fauna pasear sobre las laderas.

La subida al pico Mustallar es el ejemplo perfecto de cómo vislumbrar esta idílica estampa. El precio son algunas horas de una subida complicada, pero no imposible. Lo ideal es partir de la iglesia de Piornedo y aprovechar también para ver los resquicios de la cultura castrexa que aún quedan en esta aldea de Os Ancares que destaca por sus pallozas, con un valor incalculable. Allí hay un panel informativo que habla del recorrido de la ruta. Ya desde abajo se atisba la montaña, tapada por la niebla, que cubre la parte alta de las cumbres. El camino es fácil y evidente. Los pies transcurren entre piedras, hierba y senderos. Hay que cruzar un río por un puente de madera, pero al poco rato se vislumbra ya el collado situado entre el Penalonga y el Mustallar. Aunque las cumbres parezcan abrazadas por las nubes, durante la subida es necesario recordar que desde arriba todo cambia, y aguarda una perspectiva espectacular. También es importante no olvidar echar la vista hacia atrás.

La cabaña de los Extremeños

También de camino a la cima del Mustallar aparecen unos muros de piedra que en tiempos fueron la cabaña de los Extremeños. Allí durmieron hasta los años 70 pastores que custodiaban el ganado.

El último tramo tiene una gran pendiente, pero al llegar arriba, a la cima, el aire aprieta. A 1.935 metros la escena gana fuerza. Los sentidos se acostumbran al frío y empiezan a disfrutar del paisaje. A la derecha está el Penalonga y delante, el valle de Burbia, que ya marca el límite con la provincia de León.

Fauna y flora

En la reserva viven rebecos, perdices y lobos, entre otros.

Duración

Son aproximadamente 12 km que se traducen en dos horas de ascenso y una de descenso.