La cesteira de Outeiro de Rei, premio Nacional de Artesanía, se inspiró en las vides milenarias de la Ribeira Sacra para la instalación que preside la tienda de Ourense
27 sep 2021 . Actualizado a las 16:24 h.Una enorme vid trepadora hecha de mimbre que recuerda a las parras milenarias de la Ribeira Sacra preside la nueva tienda de Adolfo Domínguez en Ourense, un establecimiento que marca el nuevo formato de comercios de la firma de moda. Partiendo de dos columnas, esa especie de planta trepadora serpentea por el techo como si fuesen 60 metros de vid a los que se insufló vida con técnicas surgidas de la cestería. Nada más atravesar las puertas de la nueva tienda, la instalación capta toda las miradas, con su tono castaño (buff, para los expertos) destacando sobre el fondo negro del techo y con la sensación que traslada de tener alma, de ser algo orgánico.
La cesteira de Outeiro de Rei Idoia Cuesta es su creadora. Ella es la autora de una instalación con la que Adolfo Domínguez quería impregnar su nueva tienda de una vuelta a las raíces. «Pidieron algo conectado con Galicia, que apostase por el lenguaje de los orígenes, del kilómetro cero», explica la artesana. Y eso fue lo que creó. Una intervención en la que se emplearon 80 kilos de mimbre que invitan a zambullirse en las viñas. «La inspiración procede de la Ribeira Sacra. Son como troncos retorcidos de vides. Cuando fuimos a visitar la tienda vimos que había dos columnas que nos recordaron a los postes en los que se atan las vides, y en eso nos inspiramos, queríamos que la gente viese parras milenarias cuando mirase al techo».
Como ya viene siendo habitual, la parte creativa, la visita de las musas, fue la más compleja. Pero una vez centrada la idea, el resto voló solo. Idoia ya tenía la experiencia de trabajar en una gran instalación de interiorismo, puesto que meses atrás había dado vida a un aplaudido trabajo para la tienda de Zara Home en A Coruña, y esa experiencia le facilitó el reto. «Fue muy divertido crear, dibujar, hacer el proyecto y llevarlo a escala», explica.
Material de Salamanca
El trabajo de cestería en sí se prolongó durante algo más de dos meses. Durante ese tiempo Idoia y su ayudante crearon una quincena de piezas de más de dos metros en su taller de Outeiro de Rei y luego las trasladaron en camión hasta Ourense. Allí, subidos a andamios, fueron encajando el puzle numerado, conectando cada sector.
Uno de los retos a los que Cuesta se enfrenta con las grandes instalaciones es disponer de suficiente materia prima. En este caso apostó por el mimbre y como en su plantación no tenía suficiente, lo encargó a Salamanca. Allí adquirió material que oscilaba entre los 1,80 metros de largo y los 2,20. A Outeiro llegó el mimbre ya sometido a un proceso de pelado natural con una ligera cocción, y en su taller lo pusieron a remojo otra noche entera para conseguir la flexibilidad que necesitaban para trabajarlo.
Cuando Idoia vio por primera vez su creación escalando hacia el techo de la tienda de Adolfo Domínguez, se asombró. «Es impresionante ver in situ algo que comenzó siendo un dibujo. Además, ya desde la entrada resulta impactante. Además, está la ventaja de que el equipo de arquitectura e interiorismo de Adolfo Domínguez tenía las ideas muy carlas: castaño, pizarra, el techo negro... Fue un proyecto en equipo realmente pensado», alaba.
Para la ganadora del Premio Nacional de Artesanía tener oportunidades como la de Adolfo Domínguez o Zara es un regalo. «Te permite enseñar cómo la cestería y las fibras vegetales permiten hacer un montón de cosas, demostrar que también son válidas para el interiorismo y la arquitectura». En su caso reconoce que más allá de la cestería en sí, adentrarse en el mundo de las instalaciones, las intervenciones, el mimbre como elemento paisajístico o las creaciones efímeras la divierte. «Y sobre todo, demuestra todos los campos en los que se puede actuar».