Drones hacen rondas periódicas y localizan las zonas en las que puede amontonarse gente. Los días grandes se limitará más el aforo: de 5.000 a 3.000 personas
07 oct 2021 . Actualizado a las 16:45 h.Supervisar el aforo del recinto ferial del San Froilán y hacer más fácil la tarea de control a los equipos de seguridad. Ese es el objetivo que se persigue con los drones que desde el pasado martes y hasta el día 12 trabajan para hacer más seguras las fiestas de la capital lucense.
La seguridad en el recinto opera de la siguiente manera: hay dos guardias de seguridad desplegados en cada una de las cuatro zonas de acceso al recinto. Uno de los trabajadores hace un conteo con contador manual de todas las personas que entran en la zona acotada y otra registra los que salen, de manera que a través de los walki talkies y con una simple resta se pueda saber en todo momento cuánta gente hay en el recinto.






El aforo del ferial se estableció en 5.000 personas, pero el domingo se pudo comprobar cómo había momentos en los que los visitantes se agolpaban delante de alguna atracción o punto concreto, a pesar de no superar el aforo permitido. Para detectar si se registran este tipo de situaciones, se recurre a los drones.
«Hacemos supervisiones con ascensiones verticales de los drones a 20 metros. Cuando el dron está a esa altura hacemos que gire sobre su eje de manera que se ejecuta un barrido amplio de toda la zona», describe Rufino García, de RGS Dron. Aunque tienen habilitadas seis bases diferentes para los drones, trabajan fundamentalmente en cuatro puntos. La base principal se encuentra junto a la cafetería del parque de Rosalía, y desde allí, una vez en el aire, el artilugio es capaz de mostrar en directo todo lo que sucede en Rodríguez Mourelo y la Praza de Avilés.
«Somos capaces de ver todo el ferial con los drones»
Al final de García Portela está situada otra base, y desde allí se vigila toda esa calle; en la esquina de la explanada del pabellón municipal está otra zona de elevación y aterrizaje que permite visualizar todo el aparcamiento y también las bajadas del parque; y a mayores en el propio parque de Rosalía, al final de la calle Vila de Foz, hay otro punto reservado para emergencias.
«Con esas bases, subiendo a 20 metros y con los zooms, somos capaces de ver todo el ferial», explica Rufino. El equipo tiene en el ferial siete drones activos y trabaja con cuatro, pero no están permanentemente en el aire (porque además las baterías duran solo unos 25 minutos), sino que hacen rondas cada poco tiempo. «Subimos, vamos viendo en tiempo real cómo está cada zona y además enviamos las imágenes a otra pantalla para analizarlas. Las rondas nos permiten ver cuáles son los puntos neurálgicos y si localizamos que hay espacios en los que se agolpa más gente de la debida, se lo trasladamos al equipo de seguridad privada para que actúe en consecuencia».
A mayores, si los guardias de seguridad perciben que puede haber alguna zona que se complica más, solicitan su revisión con el dron, y también piden su ayuda para detectar roturas del perímetro. «Se detectamos que pode haber algún incidente, pedimos que suban os drons para ver onde é. O domingo foi así como localizamos unha fuga no perímetro, había xente que estaba accedendo por unha zona pechada, e grazas ao dron descubrímolo rapidamente», describe Carmen Rey, responsable del equipo de Seyvi Seguridad desplegado en el ferial.

Durante los días grandes se limitará más el aforo: de 5.000 a alrededor de 3.000
El pasado martes el recinto ferial del San Froilán recordaba a los tiempos previos a la pandemia. A pesar de que, por el conteo, no se superaron en ningún momento las 5.000 personas en el área acotada, sí que detectaron que había puntos concretos en los que se agolpaban muchos visitantes. Por ejemplo, delante de algunas atracciones.
Para evitar que esto vuelva a suceder, el equipo de seguridad privada que supervisa el control del aforo ha decidido que durante los días grandes de las fiestas reducirá el máximo permitido. De acuerdo con la normativa, y atendiendo a la superficie, en el ferial puede haber más de 5.000 personas, pero durante el fin de semana se rebajará a alrededor de 3.000 para garantizar que no se genere aglomeración alguna.
«A resposta da xente é variada. Hai quen entende ben que limitemos o acceso e que por momentos se peche a entrada á espera de alixeirar a afluencia, e outros que o entenden menos», describe Carmen Rey. «O domingo, por exemplo, detectamos a dúas señoras maiores saltando as vallas e houbo algunha xente que pelexaba por entrar, pero a maior parte dos visitantes entenden a situación. O que acata todo o mundo é o uso da mascarilla».
El martes, explica Carmen, hubo un momento en el que se juntó mucha gente en las barracas junto al pabellón. Los guardias de seguridad pidieron a los feriantes su colaboración para ayudar a dispersar a los visitantes, y tuvieron su ayuda.
En caso de que la situación se volviese más comprometida, los guardias de seguridad recurrirían también a los agentes de policía que están haciendo rondas permanentes en el ferial.
