El entrenador lucense vive su primera experiencia en el extranjero al frente del Rupel Boom, de la tercera categoría belga
16 nov 2021 . Actualizado a las 18:46 h.Localizamos a José Durán en Lugo, apurando las últimas horas de su fugaz visita a la familia antes regresar a Bélgica para retomar el nuevo reto futbolístico que tiene entre manos. Desde hace algunas semanas, el entrenador lucense lleva las riendas del Rupel Boom, un club de la tercera categoría belga con aspiraciones ambiciosas y donde tiene mucho trabajo por delante. «El objetivo que se marcaron fue ascender, pero antes hay que dar una serie de pasos que son imprescindibles para el crecimiento, como profesionalizar más el club. Lo del salto de categoría lo veo más como un proyecto a medio o largo plazo», razona el antiguo preparador del Foz, el Viveiro y el Lugo, entre otros, que llevaba un año y medio alejado de los banquillos. El Polvorín había sido su último equipo.
No era la primera vez que al estratega lucense le aparecía la oportunidad de llevar sus conocimientos al extranjero. «La temporada pasada tuve ocasión de dirigir al Dinamo Tbilisi y por el riesgo de la pandemia no me decidí. Tenía ganas de vivir una aventura fuera. Ya no me fui a Georgia y no podía rechazar esta nueva oportunidad», explica Durán, que encara esta primera etapa en la diáspora «como experiencia de vida» más que deportiva. «No busco el éxito, ni relanzar mi carrera ni nada parecido... Lo que persigo son vivencias nuevas y seguro que todas van a ser muy positivas y enriquecedoras» asegura.
En Boom, una ciudad de unos 20.000 habitantes situada entre Amberes y Brujas y a escasos kilómetros de Malinas, José Durán se encontró un club con una buena base para abrirse paso en el fútbol profesional. «Tiene una buena ciudad deportiva, con dos campos de hierba natural y otros dos sintéticos, y un presupuesto de 1.200.000 euros a repartir entre el primer equipo y la cantera, además de una plantilla extensa con una buena combinación de jugadores ya curtidos y otros que acaban de salir del período de formación. «Tengo 30 futbolistas, muchos de ellos jóvenes con una buena proyección, muy comprometidos y con muchas ganas de aprender y trabajar», cuenta el técnico lucense, que se llevó como ayudante a Manu Crespo, con el que había coincidido en el Polvorín. En el Gemeentelijk Parkstadion, con capacidad para 8.000 espectadores, la asistencia media ronda el millar.
En sus tres partidos con él al frente, el Rupel Boom cosechó dos derrotas a domicilio —Franc Borais (2-0) y RFC Lieja (3-1)— y una victoria en casa —URSL Visé (2-1)—. «El primer partido fuera merecimos ganarlo», lamenta Durán, para quien la soledad es lo peor de esta experiencia. «Como es lógico, lo que peor llevó es estar lejos de la familia. Por lo demás, me encuentro muy a gusto aquí», sentencia.