Froilán Magdaleno, el veterinario de 94 años que reproduce a Picasso y Van Gogh

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA PALAS DE REI / LA VOZ

LUGO

Es el más veterano de la provincia de Lugo de su profesión. Desde que se jubiló, se dedica a la pintura y sus obras se exponen en el Castillo de Pambre, en Palas de Rei

05 feb 2022 . Actualizado a las 19:20 h.

En cada cuadro de Froilán Magdaleno están apuntados a mano el título, la fecha y el autor. No es para acordarse, no le hace falta. A sus 94 años, goza de una memoria prodigiosa. Lo que representa es la manera meticulosa de trabajar del veterinario más veterano de la provincia de Lugo. Fue una referencia de las ciencias y ahora expone su obra artística en el Castillo de Pambre. Desde que se jubiló, se dedicó plenamente a la pintura: «Hago un cuadro cada tres días, pinto todos los días».

Froilán nació en Villalobos, Zamora, pero su familia pronto se trasladó a León. Allí estudió, al igual que sus cuatro hermanos, y ayudaron al negocio familiar. Su padre regentaba una gran zapatería, donde Froilán estuvo trabajando desde muy joven. En el taller, observaba como su padre utilizaba las herramientas del oficio para tallar pequeñas figuras de madera. Heredó ese talento, así como la afición por esculpir en distintas maderas. Además de ayudar a su padre, también le echó una mano a uno de sus hermanos cuando abrió una librería en Madrid. Por eso, primero comenzó como un estudiante «extraoficial» de Veterinaria y no fue hasta los 32 años cuando por fin pudo cursar la licenciatura. El mismo año que se graduó, salió una plaza vacante de veterinario para el Concello de Palas de Rei y el zamorano se instaló en Galicia.

Desde que había aprendido talla con su padre, a Froilán le había gustado tanto pintar como hacer obras en madera, pero la gran carga de trabajo le impedía dedicarle tiempo. Esta pasión se intensificó cuando compró una edición ilustrada de El Quijote: «Soy muy quijotesco», admite. Casi con la misma pasión que Alonso Quijano leía las novelas de caballería, Froilán comenzó a ilustrar las historias del libro de Cervantes en tablas de madera y a esculpir pequeños bustos del autor de la histórica novela. «Las hago con los utensilios de zapatero», cuenta.

Van Gogh, Picasso y Cervantes

El pintor tiene tres grandes referentes en su obra. El primero fue Cervantes y después se interesó por los cuadros más valorados de dos pintores: Van Gogh y Picasso. Compró revistas y libros de arte de los que apuntó la vida de los artistas y decidió reproducir sus obras. Pintó desde el Guernica, La mujer que llora, Chica frente a un espejo de Picasso a La noche estrellada, La habitación o El café de la noche de Van Gogh. Sin haber asistido nunca a clases, Magdaleno pinta desde los 40 años, primero en madera y después en óleo. Sus primeras obras calcan con precisión las creaciones de los dos pintores. Tras 54 años, aunque la exactitud no sea la misma, se mantienen los colores y la perfecta similitud con los originales. Las mejores creaciones del veterinario, junto con las tallas de madera, se pueden ver actualmente en una exposición en el Castillo de Pambre, donde además hay tres murales del propio pintor, que fueron utilizaron de decorado para una asociación de teatro local, y un cuadro personal de un retrato a su nieta. Más allá de esta pequeña muestra, las paredes de la casa de Froilán, y las de toda su familia, están repletas de cuadros del veterinario: «Ya no sabemos donde meterlos».

Un pulso extraordinario que realizó cientos de cirugías

La minuciosidad con la que hace sus cuadros Froilán Magdaleno también es la que aplicaba en sus cirugías como veterinario. Fue el primer profesional que hubo en Palas de Rei, así que por su consulta, que se encontraba en su casa, pasaron miles de vecinos de la comarca y de la provincia. Además, viajó por toda Galicia para atender animales. Por lo que más se convirtió en referente fue por su conocimiento en partos y cesáreas de todo tipo de animales. «Escribía artículos sobre mis técnicas y se los enviaba a veterinarios de toda Europa, hasta Yugoslavia. En aquella época, la forma que teníamos de aprender era preguntándonos unos a los otros», cuenta. El zamorano de 94 años recuerda con exactitud los casos más curiosos a los que se enfrentó, como un becerro bicéfalo que tiene disecado en su despacho o el parto da una perra que hizo junto a su hija cuando tenía dos años.

El quirófano, un Belén

De aquellos 50 años de veterinario a Froilán le quedan cientos de anécdotas y una colección de insectos y curiosidades disecadas. Su lugar de trabajo también se transformó. Lo que antes era la sala de quirófano, ahora se convirtió en un mural decorativo de un Belén de Navidad que conforma con más de 300 piezas, muchas hechas a mano. Incluso los colegios iban a visitarlo. Escoger entre la veterinaria y la pintura se hace imposible para Magdaleno, aunque lo resuelve asegurando que: «Mi mayor pasión fue mi vida».