Francisco García Novio, urólogo del hospital de Lugo jubilado: «Siempre fuimos pocos; esta es una profesión que llena»
LUGO
![Francisco García Novio estuvo en el HULA hasta agosto del año pasado, cuando se jubiló](https://img.lavdg.com/sc/8CV84gzz0fimEJwgwCEbZPFvrAg=/480x/2022/04/01/00121648837081522983951/Foto/L21M7105.jpg)
El profesional confiesa que llevarse el trabajo a casa era algo habitual: «No puedes borrar lo que has visto y pasar a otra cosa»
02 abr 2022 . Actualizado a las 20:06 h.El doctor Francisco García Novio fue, hasta agosto del pasado 2021, jefe de Urología del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo (HULA). A sus 68 años, prorrogó tres su etapa profesional, y disfruta ahora de su jubilación, aunque sigue, parcialmente, en activo.
—¿Cómo lleva la jubilación?
—Ni me aburro ni estoy dispuesto a aburrirme. Estoy igual que antes, mantengo una consulta en Ollos Grandes, que me ocupa un poquito de tiempo. Quiero estar ocupado, y hacer cosas. Por ejemplo, no me levanto a la misma hora, pero nunca más tarde de las ocho de la mañana.
—¿Con qué se queda de su etapa profesional?
—A lo largo de 44 años has vivido de todo. A veces sientes que hay cosas que es mejor no vivir, pero globalmente, esto cumplió mis expectativas. Es una profesión que llena, y no se me ocurre otra en la que pudiera haber hecho mejor. Estoy satisfecho, y tengo un hijo que también está haciendo Urología, pero fue su elección, yo en eso procuré no meterme. Él sabía lo que había.
—¿Qué es lo más gratificante?
—Algunos días tienes disgustos, pero globalmente, quedas muy satisfecho. No son grandes cosas, pero en estos últimos meses me enviaron por mensaje una foto de una nota colgada en el tablón de anuncios del HULA. No sé quién es, pero puso ‘Gracias doctor García Novio, por haberme salvado’. A mí eso me emociona. No es algo inmenso, pero yo me quedo con ese detalle.
—¿Siempre se sintió orgulloso?
—Era una sensación compartida con mis colegas, como el doctor Mateo, con el que empecé a estudiar en Santiago y conviví toda la vida. Algunas veces salíamos de quirófano que no cabíamos dentro de nosotros. Sabíamos que había salido bien. Alguna otra vez, también sentíamos que habíamos perdido el tiempo.
—¿Fue algo más que urólogo?
—Además de hacer Urología, que fue mi profesión principal, tuve la suerte de ser el coordinador de trasplantes del hospital durante 24 años. Esto fue muy gratificante para mí, porque es algo muy intenso. Desde un punto de vista personal, te hace ver muchas cosas.
—Y usted ‘estrenó el HULA.
—Un hospital es como un pueblo. Vas por la mañana, te interrelacionas con mucha gente y yo, he tenido mucha suerte. En el HULA hice muchos amigos.
—¿Se llevaba el trabajo a casa?
—Eso era algo de todos los días. Tú acabas a la hora que acabas y no puedes borrar lo que has visto y pasar a otra cosa. Las preocupaciones siguen, y más cuando hay pacientes que no están bien.
—Se salvan muchas vidas en cuatro décadas.
—Sí, aunque eso suena muy grandilocuente. A medida que pasa el tiempo te das cuenta de que has envejecido con los pacientes, es una sensación también compartida.
—La suya es una especialidad muy oncológica.
—Más de la mitad de lo que hacemos es oncología: tumores de vejiga, próstata, del riñón... Hay mucha gente que habla de la próstata pero no sabe dónde está ni para que sirve; esta es una especialidad muy desconocida y aquí también vienen mujeres.
—Usted vivió en primera persona muchos avances.
—De cuando yo empecé a ahora, ni te imaginas. La tecnología lo ha cambiado todo, el fondo es el mismo, pero los métodos se han transformado. El tiempo pasa, y para todos.
—¿Por qué se hizo urólogo?
—Cuando yo estudié, Urología era una asignatura colateral en la carrera. Pero cuando tuve que elegir especialidad, aposté por ella, y ahora veo que lo que escogí, fue lo correcto.
—Precisamente, faltan urólogos.
—Yo el déficit de profesionales lo vi toda la vida. Siempre fuimos pocos urólogos.
Adiós a 160 profesionales de la provincia
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El HULA celebró el pasado viernes un acto de homenaje a los profesionales jubilados en los últimos meses en el Área Sanitaria de Lugo, A Mariña y Monforte de Lemos. En total, son 160 las personas que se han retirado. De ellos, 26 son médicos de familia; 6, especialistas; un médico de urgencias; dos pediatras; la directora de la Escuela de enfermería; una profesora de la Escuela de Enfermería; 42 enfermeras; 37 TCAES; 6 TSE; un terapeuta; seis celadores; cinco administrativos; 9 pinches; un cocinero, un electricista, tres conductores, un carpintero y un mecánico.
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