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La policía detecta cuatro ciberfraudes al día en Lugo: «Esta provincia no es de estafadores, es de estafados»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

LUGO

Héctor Pérez Arias es el jefe de la UDEV de Lugo.
Héctor Pérez Arias es el jefe de la UDEV de Lugo. Carlos Castro

Las autoridades advierten de que hasta los engaños más simples funcionan si no hay prevención: «Por cada denuncia de agresiones, tenemos 25 estafas»

26 jun 2022 . Actualizado a las 19:30 h.

Héctor Pérez, jefe de la Unidad de Delitos Especializados y Violentos (UDEV) de Lugo, no tiene dudas: «Esta no es una provincia de estafadores, es de estafados». El agente de la Policía Nacional, originario de Ourense pero establecido en Lugo desde hace casi dos décadas, comanda una de las secciones de la comisaría que más carga de trabajo acumula, sobre todo desde el estallido de la pandemia en el año 2020. La UDEV recibe, en una sola unidad policial, aquellas denuncias relativas a lesiones, agresiones, homicidios... Y estafas. Las cibernéticas, concretamente, componen la gran mayoría de los documentos que estos agentes gestionan cada día.

«Por cada denuncia relacionada con un asunto violento que nos llega, recibimos cerca de 25 ciberfraudes. Y esto va a ir todavía a más», comenta Pérez. Esta sección nació en el año 2012, destinada a delitos que, por aquel entonces, eran calificados como «poco frecuentes». «En aquel momento, éramos los encargados de tratar los casos de homicidios, lesiones y otros casos violentos, pero poco habituales. Luego, nos dieron la responsabilidad de investigar también estafas informáticas. Entonces no eran muy habituales, pero en los últimos años se han convertido, sin duda, en la denuncia más repetida en la unidad», confirma Pérez Arias.

 «Cualquiera puede sufrir una estafa de este tipo»

Pilas de folios se amontonan en la oficina de la UDEV de Lugo, encargada de investigar estafas telemáticas.
Pilas de folios se amontonan en la oficina de la UDEV de Lugo, encargada de investigar estafas telemáticas. Carlos Castro

«Aquí tratamos desde la estafa más básica, la de la desbrozadora que nunca llega tras comprarla en un portal de anuncios, hasta el gran fraude con criptomonedas y que acaba en cuentas ocultas en países de otros continentes», explica el inspector. Uno de los principales problemas que destaca el policía es la anonimización del sistema informático actual. Para él, la imposibilidad de que los usuarios sepan quién es realmente la persona con la que están contactando a través de Internet da lugar a la gran mayoría de las estafas. «Tenemos que volver al sistema de defensa que había antiguamente. Cuando alguien aparecía en tu casa o te llamaba por teléfono para ofrecerte un producto, te asegurabas de que fuese quien decía ser si te parecía algo raro. En Internet hay que hacer lo mismo, preguntarse quién está realmente al otro de la pantalla», concluye Pérez.

Todo se basa en la ingeniería social. El engaño forma parte de un negocio, las ciberestafas, que mueve ya millones de euros cada año en España. Lugo no se queda atrás, y la UDEV trata cada día con decenas de estos casos que todavía están sin esclarecer. «Los defraudadores van a por la gente más vulnerable. Les hacen creer, usando simulaciones, que van a cumplir lo prometido. Pero esto no quiere decir que gente que controla de informática no pueda ser engañada, porque cualquiera puede sufrir una estafa de este tipo», completa el agente. La mayoría de los casos que tratan en la provincia están relacionados con las víctimas, no con los estafadores. «En Lugo hay más estafados que defraudadores, eso seguro. Los culpables suelen estar o fuera de España o en ciudades grandes», argumenta.

En la Policía Nacional, lamentan las dificultades que se encuentra en los casos más complejos. A pesar de que sus agentes consiguen identificar en muchas ocasiones a los presuntos autores de la estafa, la resolución total se vuelve casi imposible si se encuentran en países que no colaboran con España. Lituania, Bulgaria, la India, Costa de Marfil... Una ristra de estados repartidos por todo el mundo albergan a los estafadores que defraudaron a vecinos de Lugo en los últimos meses, pero nunca se llegan a congelar sus cuentas bancarias o se consigue proceder a su arresto porque la Administración no acepta las propuestas de la policía gallega. «Es muy frustrante no poder identificar o detener a alguien cuando tienes todo lo necesario», confiesa el policía.

Cada día, en la provincia de Lugo, se denuncian cerca de cuatro ciberestafas. Al menos, eso es lo que reflejan los datos del Ministerio del Interior, cuyo último informe corresponde al año 2020. En el 2021 y en el 2022, los datos sean, casi con certeza, superiores a eso. Concretamente, fueron 1.357 las denuncias presentadas por los lucenses en el año de la pandemia por delitos de esta naturaleza. 

Esta cantidad de documentación hace que la UDEV de Lugo cuente con un retraso de cuatro meses en la resolución de estos casos. Una pila enorme de papeles y carpetas en el despacho de Héctor Pérez Arias da buena fe de ello. «Es cuestión de prioridades. Lo primero es atender a las denuncias por hechos violentos, como lesiones o agresiones, que también las llevamos nosotros. Después, vamos a por las estafas de mayor cuantía. Por último, tratamos de resolver los fraudes de cantidades menores. La gran mayoría de estas carpetas contienen denuncias de estafas por debajo de los 300 euros, así que entendemos que son menos urgentes», razona el inspector.

«Con la llegada de la pandemia, mucha gente empezó a comprar por Internet. Ahí se abrió la puerta a un gran aumento de estas estafas», añade el agente. De cara al futuro, Pérez apunta hacia la Inteligencia Artificial: «Es muy difícil jugar a ser adivinos, pero yo creo que lo siguiente a lo que nos vamos a tener que enfrentar es a unas granjas de bots que se dediquen a cometer estafas cibernéticas casi de forma automática».