«Las empresas que lleven su contabilidad en una libreta están abocadas al fracaso»
LUGO
Juan Carlos Vilariño, abogado lucense especializado en Derecho Laboral, afirma que las condiciones que más se incumplen son las horas de trabajo y los cometidos de los empleados
04 sep 2022 . Actualizado a las 19:32 h.Sentado en su despacho, tras una mesa llena de papeles y carpetas que él mismo recomienda evitar para apostar por los apuntes digitales, sonríe Juan Carlos Vilariño. El abogado lucense, que lleva ejerciendo más de 25 años en su ciudad, recibe cada vez a más trabajadores y empresarios en busca de asistencia. «Cada vez que cambian la ley, tenemos que repasar todo lo que modifiquen. Es un poco pesado, pero es importante que se lo sepamos explicar a nuestros clientes», comienza.
—¿Cuáles son las solicitudes más comunes de los clientes de su despacho?
—Eso depende mucho de si el cliente es un trabajador, un empresario, un autónomo... En el caso de los responsables de compañías, aunque sean pymes, suelen pedir asesoría cuando algo va mal. Por ejemplo, cuando tienen problemas de viabilidad y tienen que hacer frente a deudas, recortar personal...
—Y entonces es cuando los que vienen son sus empleados.
—(Ríe) Sí, sí. Los trabajadores que acuden a nosotros lo hacen tras recibir una carta de despido, habitualmente. Aunque también nos encontramos con muchas reclamaciones por incumplimientos de las condiciones contractuales.
—¿Como cuáles?
—La más común es la realización de horas extra sin remuneración. Los incumplimientos de horario son preocupantemente habituales en determinados sectores, pero también vemos muchos problemas con los cambios de funciones sin preaviso. Las modificaciones sustanciales deben estar justificadas y el empleado debe ser notificado por escrito con 15 días de antelación.
—¿Hay mala fe por parte de algunos empresarios?
—Antes mucho más que ahora. Desde hace unos años, es raro que los conflictos laborales que nos llegan acaben en juicio, por ejemplo. Hace años, incluso había empresarios que les hacían firmar el finiquito a sus empleados en el momento en el que eran contratados. Eso es una barbaridad que no se puede permitir. Ahora ya no ocurre.
—¿Hay ignorancia social en material laboral?
—Puede ser. Sobre todo, cada vez que cambian las leyes. Con esta nueva Reforma Laboral, veo a mucha gente perdida. Y nuestros derechos laborales deberíamos sabérnoslos al dedillo. También hay algo de falta de interés, supongo.
—¿Cree que esta reforma es positiva?
—Creo que depende de la perspectiva desde la que la mires. Es indudable que promover la estabilidad en el empleo facilitando los contratos indefinidos es algo bueno para los trabajadores, pero quienes redactan las leyes deben ser conscientes de que, a lo largo y ancho de España, hay empresas muy distintas a otras. No puedes comparar a una multinacional con una pyme, pero es que ni siquiera puedes comparar el sector empresarial de Lugo con el de Madrid.
«Un contrato fijo no garantiza la estabilidad del trabajador; si te quieren despedir, lo harán igualmente»
—Se limita mucho la temporalidad.
—Sí. Y eso puede traer problemas, porque hay circunstancias que sí justifican la aplicación de estos contratos. Muchas empresas necesitan empleados en una determinada época del año, pero no pueden hacerlos fijos porque se irían a la quiebra al no tener tantos ingresos el resto del año.
—Si un trabajador tiene un contrato fijo, tiene más fuerza para reclamar que el empresario respete sus derechos.
—Desde luego. Pero un contrato fijo o indefinido no garantiza la estabilidad del trabajador, ni mucho menos. Si el empresario quiere despedirlo, lo hará igual. Pagará la indemnización correspondiente, que en España no es demasiado costosa para la empresa, y se quitan a ese empleado de encima.
—Otra de las medidas que baraja el Gobierno es la subida del salario mínimo.
—Me parece importante y necesaria, pero con cabeza. En Lugo habrá una docena de empresas que puedan pagar a todos sus trabajadores muy por encima del SMI. El resto son pymes que sobreviven con una parte de su plantilla cobrando eso o poco más. El problema en Lugo está en la productividad.
—¿Y cómo se soluciona eso?
—Modernizando las empresas. Para eso sí que vendrían bien las subvenciones públicas. Los negocios deben, por ejemplo, invertir en la digitalización. Muchas empresas de Lugo están obsoletas, estancadas en el siglo pasado. ¡Pero si hasta hay empresarios que llevan su contabilidad apuntando en una libreta! Quién todavía hace eso, está abocado al cierre.